100 años de la conversión de Chesterton: lo que pensaba del nacionalismo

Un escriptor genial que se’n va alliberar de les ideologies.

Els dolços ja saben que una de les nostres inspiracions principals és un anglès: Gilbert Keith Chesterton.

En julio se han cumplido 100 años de la conversión de Chesterton al catolicismo, el formidable, ingenioso y paradójico inglés que estimava més la veritat que l’aplaudiment de la societat. Hoy le llamarían «feixista», «ultra» i «KKK»; només era un gegant amb esperit de nen, a qui l’aburgesat món de les ideologies se li quedava petit. De G.K. Chesterton hay que leerlo todo; al menos OrtodoxiaEl Hombre EternoEl Hombre que fue Jueves, la serie del Padre Brown. Escribió un poema sobre Lepanto, estaba enamorado del Quijote, y entendió España «un precioso rincón de Europa» que llegó a visitar, millor que molts espanyols:

«Los españoles descubrieron a América; pero los ingleses aún no han descubierto a España… Porque realmente nosotros siempre hemos estado en un asombroso error acerca de España. En muchísimos aspectos, España ha sido a través de la Historia lo opuesto a lo que muchos norteños suponen. España ha sido campeona del progreso y de la libertad. La misma institución del Parlamento, para la cual los liberales parlamentarios guardan todo su entusiasmo, no vino de Simón de Montfort o de la Carta Magna, sino de España. Y más importante aún es que, cuando el sistema feudal era casi uniforme en toda Europa, solamente España tenía una forma libre de feudalismo. Poseía un sistema que permitía al vasallo descontento de su señor pasar bajo el dominio de otro más humano. (…)

La idea de que España fue siempre anticuada y reaccionaria es debida a un solo hecho que prueba exactamente lo contrario; a saber: la figura popular de Don Quijote. Debido a una confusión característica, se cree vagamente que España produjo el último hombre que creyó en los romances extravagantes de la Edad de Hierro. Lo cierto es que España produjo el primer hombre que se burló de ellos. En una palabra, España más bien ha estado a la cabeza de todos los demás países, como fue a la cabeza de todos a América. Y ello aun a pesar del gran infortunio que fue el origen de todas las tragedias que realmente sufrió: el hecho de haber renacido entre espadas y escudos del recio país mahometano que por muchos siglos parecía tan sólido como Arabia. De aquí surgió la Cruzada española que llenó toda la historia primera. Y de aquí provino su triste criatura, la Inquisición española, que es lo único español de que los ingleses han oído hablar. Que hayamos oído hablar de la Inquisición y no de las Cruzadas, no deja de ser curioso. (…)

Cuando se toma la historia de España en conjunto, se percibe a través de ella un espíritu cuyo verdadero y único nombre es libertad. (…) en estos momentos España, apenas mencionada por los periódicos, es mejor que ningún otro país, el verdadero campo, el campo limpio de batalla entre las piezas espirituales de nuestro época. (…) España es el país donde podemos observar el retroceso de la ola tremenda y el retorno de Europa a la verdad«.

Segur que lo anterior enerva als nostres amics nacionalistes. El patriotismo de Chesterton estaba anclado en la verdad, com tot patriotisme. Por eso afirmaba que «decir la verdad sobre Irlanda no es muy agradable para un patriota inglés, pero es muy patriótico». Potser això que Txesterton va escriure sobre el nacionalisme i el patriotisme a Defensa del patriotisme (1902) els farà pensar, si cambian «Inglaterra» por «Cataluña»:

«En todas partes oímos hablar hoy del amor por nuestro país y, sin embargo, cualquiera que tenga literalmente tal amor, se sorprende de esas conversaciones, como alguien que escuchara decir a todos que la luna brilla de día y el sol de noche (…)

‘Mi país, con razón o sin razón’, es algo que ningún patriota diría excepto que esté desesperado. Es como decir «Mi madre, borracha o sobria’ (…)

Lo que realmente hace falta ante la frustración y el abatimiento de un sordo y burdo nacionalismo, es un renacimiento del amor por el país natal. (…) Tenemos, por eso , que preguntar. ¿Por qué este reciente movimiento en Inglaterra, que a muchos honestamente se les presenta como un renacimiento del patriotismo, nos parece a nosotros que no tiene ninguna de las señales del patriotismo, al menos del patriotismo en su forma más elevada? (…) Alabanzas vulgares acerca de trivialidades y perogrulladas. (…)

Apoyamos nuestro patriotismo en cosas banales y frívolas por una simple razón: somos el único pueblo en el mundo al que en su niñez no se le enseña su propia literatura y su historia. Somos un país con la condición realmente extraordinaria de no conocer nuestros propios méritos. Hemos representado una parte grandiosa y extraordinaria en la historia del pensamiento y el sentimiento universales. Hemos estado entre los más avanzados  en la batalla eterna e incruenta en la que los golpes no matan sino que crean (…) Pero a toda esta amplia herencia de gloria intelectual se la mantiene lejos de los escolares como si fuera una herejía, y se los deja vivir y morir en un tipo de patriotismo  oscuro en infantil (…) 

La peculiar falta de generosidad o delicadeza en el actual nacionalismo inglés no parece tener otro origen posible que nuestra marcada negligencia en el estudio, en nuestra educación, de la literatura nacional (…) 

Hemos descuidado deliberadamente esta gran herencia de un alto sentimiento natural (…) Si vamos a ser juzgados (…) va a ser por la suprema transgresión espiritual de no apreciarnos a nosotros mismos«.

En G.K. Chesterton explicava la diferència entre patriotisme i nacionalisme, referint-se a Rudyard Kipling“Admira Inglaterra, pero no la ama; porque admiramos cosas con razones, pero las amamos sin razón. Admira Inglaterra porque es fuerte, no porque es inglesa». Y es que el nacionalisme és una ideologia que admira un Frankenstein. El patriotisme, un sentiment que estima una mare.

Como decíamos, hace 100 años que Chesterton decidió hacerse católico. Él, como los dolços, creía que la religión era la clave para huir del nacionalismo y amar la nación:

«Hemos perdido nuestros instintos nacionales porque hemos perdido la idea de aquel cristianismo que dio origen a las naciones. Y, al liberarnos del cristianismo, nos hemos liberado de la libertad».

Dejemos el nacionalismo y abracemos el patriotismo. Fugim de les ideologies i abracem l’amor i la realitat. No nos avergoncemos de nuestros méritos, abandonemos el autoodio. No tinguem por d’estimar de debò lo que som, i no pas la seva caricatura. Como hizo Chesterton, atrevámonos a convertirnos, a regar nuestra alma, a recuperar la libertad del cristianismo para librarnos de la esclavitud del nacionalismo y sus primas ideológicas.

Gilbert Keith Chesterton, pregueu per nosaltres.

Dolça i chestertoniana Catalunya…



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6 comentarios

  1. …»al liberarnos del cristianismo, nos hemos liberado de la libertad»…

    Es que el cristianismo funciona como un contrapoder al poder del político (que es muy grande, porque tiene la policía y controla los impuestos y el dinero de los impuestos)

    Por una parte establece normas objetivas que sirven para regularse uno mismo y proteger a débil; esto es, impide que el político manipule a la gente con du ideología, que siempre será cambiante según cambien sus intereses. Lo que no cambiará nunca es que hablará como un oráculo de la «nación» y apelando a los sentimientos, para evitar su control racional.

    Por otra parte porque tiene (tenía) un clero independiente del político y con una cuidada formación filosófica (esto es, racional) que tiene por misión guiar al pueblo de una manera objetiva y para todos, también a los políticos, en el camino de las virtudes (de «vir», «hombre», lo que da fuerza al hombre para cumplir sus fines) en sus relaciones con uno mismo y con los demás.

    Esa es la razón de la libertad y el progreso de occidente, que no ha tenido parangón en ningún grupo humano en la historia de la humanidad.

    Habrá gente que diga que si «el protestantismo, la ilustración, la masonería…».

    Eso emana de la cultura católica en que se han formado los paises europeos; por eso eso no existe en otras civilizaciones-religiones. Pero son como tumores con metástasis que parasitan de lo que otros han construido y que, como realmente son órganos de control de la población y órganos de presión de intereses privados egoístas, aunque sean secretos, no promueven nunca la libertad, sino la sumisión.

    No se es más libre por mucha libertad que se repita uno, como no se es más próspero por mucha prosperidad que uno desee.

    La libertad es siempre interior y la prosperidad viene exclusivamente del trabajo y el ahorro, ayudado eso sí, por políticas que lo ayuden o protejan, como el respeto a la Ley y a la propiedad.

    y eso es lo que quieren que olvidemos con eslóganes hipnóticos tales como «libertad, igualdad y fraternidad», que no solo impiden pensar, sino que hacen creer, contra toda evidencia, que la «libertad, la igualdad y la fraternidad» la han traído ellos en una lucha cósmica entre el bien (ellos) y los demás (el resto) y que sirven para justificar la existencia de grupos de presión secretos para robar al Estado o con los medios del Estado, que ahora controlan con esta farsa.

    Para atrás, como los cangrejos.

  2. Sigo confiando en que un día le beatificarán. A la primera no ha podido ser. Pero en mi caso ha sido un gran inspirador en mi conversión.Y sigue siéndolo.
    Recomiendo vivamente, además de las obras citadas, su biografía de San Francisco de Asís.

  3. Yo lo resumo en dos palabras, es imposible tirar una nación adelante, si sus gentes no aman a su patria, que es lo que está pasando en España, sin lugar a dudas por la presión que ejercen continuamente las malditas fuerzas de izquierda unidas a las agrupaciones separratistas. Como podemos tirar España adelante, si los españoles no aman a su patria. Si no se cumple esta sencilla premisa, es imposible llegar a ningún lado, y eso recrea repito, a las izquierdas y a las fuerzas separratistas que prefieren infundir el odio a una España que ni ellos mismos acaban de saber por qué, no les gusta.

  4. Es una lástima que, dado el grado de comprensión lectora actual, la altura intelectual de Chesterton no es fácilmente transmisible. Fue todo un visionario, de alcance intemporal. Vamos, un clásico.

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