Qué ejemplo para el bisbe Planellas, escolti.
El 16 de enero de 259 Fructuoso, obispo de Tarragona, fue detenido junto a sus diáconos Augurio y Eulogio por la autoridad política. El seu delicte: no voler oferir sacrificis a l’emperador, perquè per als cristians el poder polític no és Déu. Les encarcelaron. El día 21 les llevaron al anfiteatro y los pusieron en el centro. Un soldado cristiano, Félix, tomándole la mano derecha le rogó que se acordara de él: «Yo debo acordarme de la Iglesia Católica, extendida de Oriente a Occidente», va contestar el bisbe.
Ya en la pira, Fructuoso se dirigió a los cristianos: «No os ha de faltar pastor ni es posible falte la caridad y promesa del Señor, aquí lo mismo que en lo porvenir. Esto que estáis viendo no es sino sufrimiento de un momento». Después fueron quemados vivos en presencia de los cristianos de la ciudad.
Diuen que moments més tard la filla del governador que els havia condemnat els va veure entrant al Cel.
El culto de estos mártires se extendió por toda España. Prudencio, l’espanyol civilitzador de la França carlovíngia, les dedicó el Peristephanon -un poema fabuloso- y hasta San Agustín les compuso un sermón.
Así era y así murió el santo obispo de Tarragona, anteponiendo a Dios a los políticos y amando a la Iglesia universal. Hoy el titular tarraconense se llama Joan Planellas, profesa los dogmas de lanació («llengua, cultura i país són temes irrenunciables»), rechaza abiertamente la doctrina de la Iglesia en muchos aspectos, divide a sus fieles y colgaba en su parroquia los signos del poder nacionalista.
Ah, i Sant Fructuós no parlava català, como ninguno de los catalanes de esa época. Quin drama que los primeros mártires catalanes no hablara la lengua de la Gene que tanto adora el mediocre bisbe Planellas.
Ruega por nosotros, San Eulogio, y haz que no nos falte pastor.
Dolça i exemplar Catalunya…
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Cuando todo te da igual, es que tú le das igual a todos.
Wilfredo, con todo el respeto, creo que hay que matizar: imagino que se refiere a la Iglesia luterana de Alemania, una parte importante de ella se alineó con el nazismo, aunque otros como Dietrich Bonhoeffer supieron oponerse y resistir hasta el martirio. En cuanto a la Iglesia católica pagó en propia carne su oposición al nazismo. La encíclica de Pío XI Mit brennender Sorge supuso una crítica directa a esa ideología totalitaria y fue leída desde todos los púlpitos de las iglesias y parroquias católicas en la misa del domingo de ramos, 21 de marzo de 1937. El régimen nazi protestó ante la Sante Sede por considerar que esa encíclica parecía <>. Muchos miembros del clero y fieles católicos pagaron con su vida su actitud crítica con el nazismo.
Los curas, frailes y monjes separatas se han sometido al poder político, como hicieron aquellos luteranos. Aquellos ya recibieron su paga, éstos es cuestión de tiempo. Olvidan que no se puede servir a dos señores. Un saludo,
La Iglesia alemana todavía se está arrepintiendo de su sumisión al poder político durante el III Reich.
Estos de aquí (todavía más zoquetes que los alemanes de entonces) también se creen que sus nazis no huelen.