Gegants, autoritats i poble reten adoració al cos de Crist. Cada año más bonito, escolti.
La fiesta empezó el sábado por la noche en el santuario de San José de la Montaña, donde el cardenal Omella y sus obispos auxiliares presidieron a las 21h una vigilia eucarística conjunta de las adoraciones perpetuas de Barcelona amb més de 700 persones, que se prolongó después hasta las 9 de la mañana con turnos de adoración muy nutridos. Los testimonios de Jordi Cornet (político adorador en el Tibidabo fallecido ejemplarmente hace 3 meses) y de Pedro, un taxista que acompaña a discapacitados y reparte comida a los pobres por la noche, conmovieron muchos corazones.
I ahir diumenge, processó de Corpus a la plaça de Crist Rei, davant la catedral. Malgrat les restriccions de la pandèmia, más autoridades que nunca (concejales, policías, militares, guardiaciviles), molts nens de primera comunió, moltes famílies i gent senzilla… i capgrossos tradicionals que tornen a homenatjar al Rei. Parece que el cardenal ha querido recuperar el esplendor de la tradicional procesión de Corpus, y ayer vimos al águila de Barcelona, a los gigantes de la ciudad y a muchos animales de cartón bailando ante el Santísimo, que como siempre iba presidía desde la inigualable custodia sobre el sitial de Martín el Humano. Solo faltó la alfombra de flores.
Esperit, ànima, amor, humilitat, tradició, cultura i molta joia. Nos dicen que salió un fantástico fin de semana de Corpus en Barcelona.
Dolça i espiritual Catalunya…
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