El narrador de la Catalunya del segle XX.

En el siglo XX ha habido cuatro escritores catalanes que han logrado acceder al alma humana de forma contundente: Joaquim Ruyra, Josep Maria de Sagarra, Ignacio Agustí y Josep Pla. Seguramente algún otro también. Dos novelistas, un dramaturgo y un narrador; de poetes costa passar enllà de mossèn Cinto vers els estantissos moderns. Curiosament la cultureta oficial catalana que avui patim els té oblidats. Quizás eso explique también la rampera nacionalista.

Com ens recorda el refrescant i nutritiu Sergi Dòri a l’ABC, hoy hace 40 años que murió Josep Pla. Vale la pena revisar algunas de sus intuiciones.

En 1987 Francisco Canals, amigo de Josep Pla, nos explicaba el error de la Transición. Pla también lo había visto venir:

«Por entusiasmo sin duda por la ‘monarquía parlamentaria’, sectores sociales que parece que aman la unidad de España se ilusionaron con el nacionalismo catalán como una esperanza para el mito, nunca realizado, y cada vez más lejano, de un centro-derecha español.¿Recuerdan ustedes que Jordi Pujol fue proclamado ‘Español del Año’? Yo recordaba la insistencia y la vehemencia con que me preguntaba Josep Pla, junto al hogar en su casa de Llofriu: ‘¿Sabe usted que Pujol es separatista?’ Yo le contestaba siempre: ‘Ciertamente, lo sé’.

¿Qué pensaba Pla del progresismo? Pla era un hombre de Cambó y resistió la evolución marxistizante del catalanismo, que según él solo había traído «desori» a Cataluña. ¿Qué pensaría del desfile de ideologías que tratan de cambiar la naturaleza humana? Vaya ud. a saber, pero dejó escrito este monumento de sentido común:

«El progrés psicològic i moral és inexistent (…) En el món, el progrés era una simple manera de parlar, si s’exceptua, és clar, el progrés material, el progrés de les màquines (…) el que canvia és la fraseologia: la naturalesa humana no canvia mai».

¿Cómo era el catalán según Josep Pla? Escuche ud mismo:

Pla era una persona sencilla. Jamás creyó que elmonensmira, ni soñó con Catadisney, ni s’esgargamellà amb les falòries nacionalistes. Quizás por eso Jordi Pujol se negó a concederle premio alguno de la cultureta:

«Que consti que jo no he tingut mai cap patriotisme local (…) jo, personalment, provinent del Mas Pla de Llofriu, d’uns avantpassats, pagesos pobres, autèntics pagesos de secà, que no tingueren mai res a veure ni amb carlins ni amb lliberals, que sempre hi foren considerats uns purs dements, però que sempre donaren acolliment a qui el demanà. Jo he tractat de seguir aquest camí, amb l’única esperança d’arribar a l’hora de la mort indiferent i en pau i tranquilitat (…) La única cosa que espero és tornar a casa, al mas Pla de Llofriu».

Sí que volvió, y sí que murió en paz y tranquilidad. Josep Pla no iba a misa desde los 17 años. El 26 de enero de 1981 Pla llamó a su casa de Llofriu al abad de Poblet y a fray Marc Vallès, un jugador del Español que lo había dejado todo para irse al monasterio de los condes. El abad entró en su cuarto a las cuatro de la tarde; «mañana celebro misa en esta habitación», dijo el fraile cuando salió cuatro horas más tarde. Pla se había confesado. Al día siguiente comulgó y recibió la extremaunción.

Avui en fa 40 anys. Al cel sia, senyor Pla, narrador de Catalunya.

Dolça i planiana Catalunya…

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