La Universidad de Barcelona condenada por vulnerar los derechos fundamentales a la libertad ideológica y de expresión

El manifest llazi de la UB és nul de ple dret i a més a més han de pagar les costes judicials.

En 1990 se filtró el Programa 2.000 de Jordi Pujol, donde se planeaba cuidadosamente la infiltración nacionalista en todos los ámbitos sociales. El Programa 2.000 ordenaba lo que debía hacerse en las universidades:

“Elaboración de un plan de formación permanente y de reciclaje del profesorado que tenga en cuenta los intereses nacionales. (…) Catalanización de los programas de enseñanza. (…) Estimular el sentimiento nacional catalán de los estudiantes y profesores (…) Potenciación de la Associació Catalana del Professorat Universitari, así como las asociaciones de estudiantes nacionalistas. (…) Potenciar a personalidades de ideología nacionalista en los órganos rectores de las tres universidades catalanas. (…) Velar por la composición de los tribunales de oposición”.

I així ha anat passant: los profesores se han ido reclutando según parámetros nacionalistas, y ahora la Universidad se parece más a una dogmática madrasa lazi que a una cátedra de la razón y la verdad, donde proliferan churros amarillos, manifestos nacionalistas y profesores fanáticos.

Noticia de gran calado que demuestra varias cosas:

  1. En Cataluña son muchas las instituciones que actúan de forma totalitaria y antidemocrática.
  2. En Cataluña aún resisten jueces independientes capaces de defender a los ciudadanos anónimos.
  3. En Cataluña hay ciudadanos valientes que se organizan y denuncian los atropellos totalitarios de instituciones como la Universidad de Barcelona.

Nos lo explican los dolços Universitaris per la Convivència, un colectivo de profesores surgido en 2018 «con el objetivo prioritario de trabajar para que nuestras universidades dejen de pronunciarse políticamente en nombre de todos sus miembros, vulnerando así nuestra libertad ideológica»:

«El Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº 3 de Barcelona ha condenado a la Universidad de Barcelona (UB) por vulnerar los derechos fundamentales a la libertad ideológica y a la libertad de expresión de sus profesores y alumnos, y el derecho a la educación de estos últimos, en sentencia dictada el 30 de septiembre de 2020.

La sentencia (nº 137/2020) considera que la UB ha infringido su deber de neutralidad y estima en su integridad la demanda presentada por cuatro profesores del colectivo Universitaris per la Convivència y un alumno, declarando la nulidad de pleno derecho del acto de aprobación del manifiesto, y obligando a la Universidad a publicar la sentencia en su página web durante un mes. La UB ha de pagar, además, las costas procesales.

Los demandantes son el catedrático de Filosofía del Derecho Ricardo García Manrique, el catedrático de Derecho Financiero y Tributario José Andrés Rozas, la profesora de Derecho Civil Chantal Moll de Alba, el catedrático de Ciencia Política Rafael Martínez y el estudiante de Relaciones Laborales Daniel Tolosana.

La condena trae causa de la aprobación en el Claustro de la principal universidad de Cataluña del “Manifiesto conjunto de las universidades catalanas de rechazo de las condenas de los presos políticos catalanes y de la judicialización de la política”, que tuvo lugar el 21 de octubre de 2019. El Manifiesto calificaba de injusta a la sentencia y “exigía (sic) la inmediata puesta en libertad de las personas injustamente condenadas, el sobreseimiento de todos los procesos en curso relacionados y el retorno de las personas exiliadas”. Asimismo, rechazaba “la represión y la violencia policial” y denunciaba que “los poderes del Estado han forzado el ordenamiento jurídico con la aplicación abusiva y punitiva de la prisión preventiva y la condena por sedición”, incurriendo así en una “deriva autoritaria” que “criminaliza la disidencia”.

Antes de la celebración del Claustro, uno de los claustrales, Ricardo García Manrique, había solicitado a la Mesa la anulación de la convocatoria por entender que la aprobación del manifiesto excedía el ámbito competencial del Claustro y sobre todo vulneraba la libertad ideológica y de expresión de todos los miembros de la Universidad (profesores, alumnos y personal administrativo y de servicios), al atribuirle a esta en su conjunto una opinión política determinada, ofreciendo una imagen de unidad que no se corresponde con la pluralidad realmente existente y que puede condicionar el libre desarrollo de las ideas de cada uno. El Claustro desestimó la petición del profesor claustral y procedió a la discusión y votación del manifiesto, que se aprobó por amplia mayoría de los presentes. Fueron estos hechos los que motivaron la interposición de la demanda.

La sentencia empieza por recordar que la Universidad no es una institución de representación política y que, en tanto que institución pública, está sometida al deber de neutralidad. Este deber implica que “la Universidad no puede asumir como propia una posición política determinada, y tanto menos cuando esa posición es manifiestamente contraria a los valores y principios del ordenamiento jurídico vigente”. Además, invoca la doctrina del Tribunal Constitucional según la cual las instituciones públicas no gozan del derecho fundamental a la libertad de expresión, que es un derecho de las personas, y, “por ello, el referido Manifiesto no puede tener cobertura en la libertad ideológica y de expresión”, tal como alegaba la Universidad.

La sentencia establece que la exigencia de neutralidad es precisamente la condición de ejercicio de tales libertades por sus genuinos titulares, que no son sino los individuos, profesores y alumnos en este caso. Sin tal neutralidad, se incurre en una indeseable confusión de funciones administrativas y políticas, que implica el menoscabo de la igualdad y el pluralismo de las ideas y creencias. La neutralidad —señala la sentencia— “es, por tanto, un medio orientado a la defensa y promoción de la libertad ideológica, en particular, y de los demás derechos y libertades públicas, en general”.

El derecho a la educación también resulta vulnerado, por cuanto la defensa por parte del Claustro de actos declarados inconstitucionales y perseguidos por la jurisdicción penal no solo infringe el deber de neutralidad ideológica, sino que “dificulta el desarrollo integral de alumnos y profesores que la ley deja en manos de la Universidad”. Esto es así porque se promueven valores y concepciones ideológicas que son contrarias a los ideales que inspiran la Constitución vigente, como son el imperio de la ley, la separación de poderes y la igualdad política de todos los ciudadanos.

Se trata de una severa condena a la Universidad de Barcelona, puesto que la demanda se estima en su integridad, después de haber sido descartados todos y cada uno de los argumentos que la Universidad alegó en su defensa. Con esta condena resulta judicialmente acreditado que una errónea comprensión del principio democrático puede llevar a las universidades a actuar en contra de sus propios valores, llegando hasta el punto de menoscabar la libertad ideológica y de expresión de todos los que la integran y de poner en peligro la formación cívica de sus alumnos.

Esta sentencia se une a otras precedentes de diversos órganos jurisdiccionales que, en los últimos tiempos, han reafirmado el deber de neutralidad de las instituciones públicas, censurando su uso partidista, sean gobiernos autonómicos, ayuntamientos o colegios profesionales.

Aunque los hechos fueron diferentes, esta es la segunda vez que una universidad catalana es condenada por vulneración de derechos fundamentales. Hace dos años el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº 3 de Barcelona (sentencia nº 175/2018) condenó a la Universidad Autónoma de Barcelona por vulneración de estos mismos derechos (libertad ideológica, libertad de expresión y derecho a la educación) a raíz de una demanda de varios estudiantes que hoy forman parte del colectivo S’ha Acabat.

[…] Universitaris per la Convivència considera que esta sentencia supone un espaldarazo importantísimo a sus reivindicaciones en defensa de una universidad que no ha de pronunciarse en nombre de todos asumiendo por decreto una verdad única, sino que ha de fomentar la creación y mantenimiento de un espacio de libertad intelectual lo más amplio posible, en el que todas las ideas puedan formarse, expresarse y debatirse y en el que se estimule el conocimiento y el espíritu crítico.

El colectivo remitirá la sentencia a todos los rectores catalanes, reclamándoles que velen por que, en adelante, no se vuelvan a vulnerar los derechos fundamentales de los diferentes miembros de la comunidad universitaria.»

Magnífica noticia para la libertad en Cataluña, amenazada por el totalitarismo nacionalista, que marca el camino para defender nuestros derechos. Enhorabuena a estos valientes defensores de la verdad, la libertad y la razón; y una pregunta a la Universidad de Barcelona: és que no dimitirà ningú? És que no es prou greu vulnerar drets fonamentals bàsics a una Universitat?

I un apunt curiós. En el escudo de la Universidad de Barcelona campea el lema «La libertad lo inunda todo de luz». Por ignorar lo que dijo nuestro gran Balmes, que «la libertad es la sumisión de todos a la ley, incluso los que mandan», los rectorillos, decanetes y profesoruelos han convertido la UB en una madrasa donde el nacionalismo lo inunda todo de hez.

Dolça i valenta Catalunya…



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11 comentarios

  1. Enhorabuena a estos profesores valientes que no se han amilanado y se han enfrentado a la ideología absolutista que inunda todas las instituciones catalanas, incluidas las Universidades.
    Hace tiempo supe del caso de un chico canario que al irse a estudiar a una universidad de Bcn se convirtió en independentista para horror de sus padres, que hacían un gran esfuerzo para mantenerlo allí. El gran culpable de este hecho fue el ambiente de proindependencia alentado por alumnos y los propios profesores. Seguramente los discrepantes callaban en su mayoría por no verse señalados.

  2. Nunca tantos debieron tanto a tan pocos.

    Los tentáculos de Catrix llegan a todo.

  3. Si no se declara la responsabilidad de los cargos públicos votantes del manifiesto nada cambiará.

  4. Lo que tienen que hacer todos los padres que puedan es mandar a sus hijos a estudiar fuera de Cataluña. Mejor estudiar en Huesca, Zaragoza, Granada o Sevilla que dejarlos en las universidades catalanas engordando los bolsillos y el ego de los profesores lazis.

  5. Estamos muy cansados……….

  6. Hay que destruir el muro lazi tocho por tocho, hacer retroceder la bestia racista pasito a pasito, y sacar a lo abierto la batasunazicion de partes importantes de la sociedad Catalana. Aplauso para todos los valientes que liberan esta batalla, todos deberiamos de estar. Hagamos ALGO todos los dias, y al final no podran con nosotros. Fin del silencio, fin del miedo, fin de la verguenza, fin de esconderse. Es por el futuro de los nuestros y salvar Cataluña de un camino destinado al fracaso, la violencia y el suicidio cultural.

  7. Si al rector y responsables de ese acto ,no les pasa nada, no se habrá conseguido gran cosa, pues circunstancias parecidas volverán a ocurrir, el tiempo nos lo dirá. Muy al contrario, si hubiesen multado o al menos advertido a los responsables, si seria posible una rectificación de los actos, que seguro, se seguirán produciendo. Las amenazas, acosos, reventar actos o directamente prohibir los con cualquier excusa, cuando a la parte contraria se les dan todo tipo de facilidades y protección, eso por desgracia seguirá ocurriendo, si no hay advertencia de consecuencias legales o al menos administrativas

  8. Muy buena noticia que deslegitimiza el discurso victimista de los ndepes.

  9. Moltes gràcies a aquests professors valents per defensar la pluralitat ideològica, la neutralitat política i el sentit crític a la Universitat. Us necessitem!! El nacionalisme ja ha fet prou mal a la Història… És vergonyosa la manipulació a la que ens sotmeten des de fa anys per adoptar el pensament únic. La vostra valentia ens dóna força i esperança. GRÀCIES!!!

  10. No quedará en nada, no se restablecerá la libertad individual del estudiante ni profesor que disiente de la corriente oficial, no hay castigo, no hay dimisiones, no hay nada. Si no es así digan en qué cambiarán las cosas en la Universidad. ¿como algunas sentencias del TC?.

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