Así comienzan todas las tiranías.

Miquel Sàmper Rodríguez (sisplau delati sa mare al catalanitzador de cognoms) es el nuevo y fanático consejero de Interior de la Generalitat. Anteayer dijo que «debemos valorar con quién nos podemos relacionar y tener en cuenta la burbuja de convivencia», y pidió «denunciar ante los Mossos si se tiene conocimiento de que alguien del entorno no respeta las restricciones y se relaciona más allá del núcleo con el que se convive«.

És a dir: si vostè veu que el veí reb la visita del fill i la nora amb els néts, denúncielo, es intolerable que disfrute de la familia mientras ud. está temblando de miedo en su cueva. Si el vecino del 5º observa que el hijo universitario del 2º hace una discreta cena con amigos, denúncielo porque no hay derecho a que se diviertan cuando ud. está amargado pensando en la tos que le ha venido. Si detecta por la ventan que el vecino de enfrente ha invitado a cenar a unos amigos llame a los Mossos, porque es intolerable que ud. cene solo y con mascarilla.

Però no dubti en agafar el bus o el metro, enviar els fills a escola, anar al súper, anar al teatre subvencionat o afegir-se als actes d’adoració a Santcompanys: allà no coneixerà ningú, però la Gene li garantitza que el virus no hi és. El bicho chino solo vive en las casas de sus vecinos que osan relacionarse con sus seres queridos. Denúncielos, están contribuyendo a que la gente muera. Son mala gente.

Después coja la Política de Aristóteles y ábrala por el libro V. Lea cómo describe la tiranía:

“Los procedimientos para la conservación de la tiranía son : (…) procurar por todos los medios que todos se desconozcan lo más posible unos a otros (pues el conocimiento hace mayor la confianza mutua) (…) procurar que no pase inadvertido nada de lo que diga o haga cualquiera de los súbditos, sino tener espías, como en Siracusa las llamadas ‘confidentes’ (…) y también que los ciudadanos se calumnien unos a otros, que los amigos choquen con los amigos. (…) La tiranía, en efecto, tiende a 3 objetivos: uno, que los súbditos piensen poco (pues un apocado no podrá conspirar contra nadie); en segundo lugar, que desconfíen unos de otros (…) Y en tercer lugar, la imposibilidad de acción (…) Todas las medidas tiránicas conducen a estos principios fundamentales: que no se fíen unos de otros, que no tengan poder y que piensen poco.“

Ahora ajústese la mascarilla y vuelva a mirar por la ventana, no sea que mientras leía algún vecino haya violado su burbuja de convivencia. Bienvenido a la tiranía.

Dolça i tiranitzada Catalunya…

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