A Catalunya no es guillotina ningú, llazis.
En la carretera C66 entre Bordils y Celrá (hi manen el ultres de CUP i ERC) el alcalde ha permitido un acogedor rediseño de la ronda: una gigante guillotina amarilla que avisa a los que no les guste la reichpubliqueta. Normal, porque el nacionalismo es una ideología foránea originada en la genocida revolución francesa.
Esto es el nacionalismo, señores, cuando el disfraz de la pau, la família i la festa no funciona.
Asociación Unión de Brigadas de Limpieza nos cuenta que algunos vecinos se han hartado de la jacobinada fantoche y han guillotinat la guillotina. Un gran acte de dignitat que ens la torna a tots els catalans, perquè a Catalunya no es guillotina ningú. L’enhoradolça, dignes catalans!
Resistim el nacionalisme, dolços.
Dolça i alliberada Catalunya…
Categories: Resistiendo
La culpa de que se hayan cargado la guillotina la tiene Chistorra, por ponerle mascareta.
De ese modo la pobre no ha podido aullar el grito de moda.
¡¡Alias Corpus!! (sic).
Para nuestro querido Cucurull, y las risas de los dolços.
https://twitter.com/crpandemonium/status/1296356008420413440
¿Y la fiscalia, no actua de oficio por poner una guillotina en un espacio público?.
Bravo por la Asociación Unión de Brigadas de Limpieza.
Acción – Reacción.
Yo la guillotino, yo la guillotiné, yo le eché una guillotina, yo me la quité. La guillotina guillotinada, ¿quién la guillotinará mejor? Buen símil el de la guillotina, estos lazis no saben que los que empezaron guillotinando acabaron guillotinados, se quedan con la parte de la película que les interesa, como siempre, los muy listos, y los muy tontos.
Que gran verdad esta de que los que empezaron guillotinando acabaron guillotinados.
Es increíble que en una sociedad libre y democrática como es la española, se permita todavía que grupúsculos catalanes que alardean de un separratismo que no conocen ni ellos mismos, organicen tantas escenas depravadoras dignificando las más excelsas y sanguinarias dictaduras que ha concedido la historia de la humanidad. Tener que pasar por esta incierta humillación, es eslabón suficientemente básico para poder considerar que si en Cataluña las cosas no van para nada bien, en España para desgracia nuestra tampoco. Es posible que no acabe de estar del todo desacertado, si opino de alguna manera que la sociedad en general se está convirtiendo en un auténtico manicomio.