Confirmado: las madrasas catalanas son vigiladas por fanáticos nacionalistas

El testimonio devastador de un ex inspector educativo.

Jesús Rul es un veterano inspector educativo que arrancó su andadura profesional en 1983, un año después de que en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona) se alumbrara la inmersión lingüística. Él ha sido testigo privilegiado de cómo se ha ido aplicando en las escuelas a rajatabla el Programa 2000 («Formar la personalidad catalana -volen dir nacionalista- de profesores y alumnos, y controlar los equipos directivos y el cuerpo de inspectores»), de cómo desde finales de los años 90 el español, lengua cooficial de Cataluña y oficial del Estado, «se ha ido arrinconando en las aulas con una intencionalidad política» hasta quedar en una «situación de absoluta marginalidad».

Acaba de conceder una jugosa entrevista a ABC que empieza con una no menos jugosa historia:

«Un día cualquiera, en una escuela catalana cualquiera. Aula de segundo curso de Educación Primaria. Faltan pocos minutos para empezar la clase de Lengua Castellana y el inspector Jesús Rul entra discretamente en el espacio. Toma asiento en la última fila y se dispone a observar cómo transcurre la sesión. Hay aparentemente normalidad, sólo aparente, porque desde el minuto cero de la sesión se evidencia una anomalía: el profesor imparte en catalán la asignatura de Lengua Castellana, la única que con la inmersión lingüística se permite dar en castellano.

«Yo es que el castellano lo explico en catalán», le responde el docente a Rul cuando éste le advierte de las posibles consecuencias de su mala praxis. Al infractor se le abrió un expediente, a resultas del cual fue trasladado a otro centro. La razón de su sanción no fue, sin embargo, el informe negativo que se le realizó por «catalanizar» la clase de castellano sino, «más que probablemente», por las denuncias que algunas familias hicieron llegar a la inspección por un conflicto con alumnos, precisa el inspector. Ésta es sólo una de las muchas «situaciones irregulares» que Jesús Rul ha visto, según afirma, en sus más de tres décadas de observación de las aulas catalanas como miembro del cuerpo de inspectores educativos de Cataluña, del que se apartó en 2015 cuando se jubiló pero con el que sigue en permanente contacto a través del Projecte Inspectio, una asociación que él mismo impulsó en 2006 y que agrupa a los profesionales del cuerpo que defienden el ejercicio de su profesión con independencia.»

¿Una anécdota aislada? Para nada. Rul tiene un listado inacabable de prácticas ilegales en las madrasas nacionalistas que ha recogido en su libro «Nacionalismo catalán y adoctrinamiento escolar» (Editorial Amarante, 2019):

«En la educación catalana se dan situaciones constitutivas de falta grave y muy grave que quedan impunes, como que un profesor interrumpa el funcionamiento de una clase para llevar a los alumnos a la calle a gritar «¡independencia!”, o que en clase se les haga fabricar una bandera «estelada», indicando a los alumnos que es la bandera de una nación libre, o que se induzca a los estudiantes a huelgas nacionalistas. Estos casos y muchos otros fracturan claramente la preceptiva neutralidad e imparcialidad de la institución educativa», dice Rul.

Lo que Rul denuncia es demoledor:

«La inmersión lingüística obligatoria sólo para los alumnos castellanohablantes es discriminatoria y lesiva para el éxito del alumnado. Es una dominación política ajena al orden constitucional. Atenta contra la dignidad, equidad y los derechos de los alumnos. Solo es defendible desde el totalitarismo impuesto por el nacionalismo: no es factor de cohesión social, ni es un modelo de éxito como proclaman machaconamente».

¿Y la inspección, entonces, para que está?

Jesús Rul que sabe de lo que habla, lo tiene claro:

«La inspección educativa catalana está en las antípodas de lo que debería ser. Su misión ha quedado sesgada por el compromiso ideológico», apunta el funcionario. A su juicio, esa falta de «independencia» del cuerpo responde a un factor «estructural»: el hecho de que durante años (en los que no se han convocado oposiciones) la única vía para acceder a un puesto de inspector haya sido un concurso de méritos renovable cada año por el Govern.

Un alto porcentaje de los inspectores que ejercen actualmente en Cataluña son nacionalistas o guardan silencio por si acaso y por temor a no ser renovados en el cargo. Son comisarios políticos, la antítesis de lo que deberían ser».

Un despropósito que no podría realizarse sin la complicidad del gobierno de España:

«Jesús Rul denuncia también la inacción de todos los gobiernos del Estado ante esta situación. «Ningún gobierno ha luchado contra el adoctrinamiento escolar, ni ha puesto freno a la discriminación del castellano en las aulas», apunta».

Senyors polítics, si no volem seguir avançant per la via de l’ulsterització hi ha molte feina a fer. Cancelemos la imposición lingüística. Pero ya.

Dolça i inoculada amb odi Catalunya…

 



Categories: En la madrasa, LlenguaLibre

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5 comentarios

  1. La immersion lingüística provoca ahogamiento. Sin embargo a muchos criados en Cataluña les parece que les están haciendo un favor. Que les acerca a ser unos burgueses catalanes cuando es todo lo contrario. Es un «el idioma catalán os hará libres». Tonto el que se lo cree.

  2. En Francia el idioma vehicular o de la enseñanza en las escuelas es el francés,quien quiera aprender un idioma regional…ya sabe,se lo pague de su bolsillo y santas pascuas.

  3. ¿Porqué no se hace un ‘crowfunding’ para traducir este libro a las principales lenguas de la UE, incluído el inglés aunque sea un idioma que han ‘autoexcluído’ sus hablantes nativos?. Yo estaría en la cola para aportar. Y después, a regar con ejemplares de este trabajo todas las cancillerías y que sea la UE la que termine presionando, aunque dudo que logren avergonzarle, al ‘Doctorcito’ Sánchez para que detenga esta aberración linguo-xenófoba o linguo-racista, a la vista de lo que piensan algunas del ‘aspecto catalán’ de algunos ciudadanos.

  4. La «Formar la personalidad catalana» dice…Jo, pues menuda suerte. En Andalucía, salvo el asunto de la lengua, era todo lo demás: «Formar la personalidad progresista». Es decir modelar almas de futuros votantes del psoe o iu. Aquí el expediente se le habría abierto al inspector. Mejor dicho, sin necesidad de abrirle expediente se habría jugado su comodidad laboral.

  5. Núñez Feijóo «El independentista gallego del PP»

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