Llega el verano: así destroza las familias el nacionalismo.

Amb l’estiu moltes famílies s’hi retroben. Pero el nacionalismo ha convertido lo que debería ser un tiempo de amor en una ocasión de enfrentamiento y ruptura, como sucede en el País Vasco. Així ho explica el Natxo Sánchez:

«Como el día de la marmota, nuevamente experimentaremos con tristeza lo que se volverá a vivir este verano en muchas casas. Yo alucino con la capacidad de algunos para perder sus raíces. Llegan a Barcelona, o lo que es peor, ya llevaban en Barcelona muchos años, y de golpe se vuelven independentistas. O más grave aún: se ponen a hablar catalán de manera forzada, cuando nunca antes lo habían hecho y especialmente con quienes no solían hablarlo. Pero además, no es que les salga de forma natural. Es algo que les ha surgido de dentro en estos últimos tiempos, pero todo de manera intencionada, como para conseguir un fin con el paso de los años (la ansiada depuración), y además para contribuir con la causa…o mejor dicho, “con la causa de sus políticos”. Con ello me refiero a los mismos políticos que les engañaron con las estructuras de estado, los que se quedaron su 3%, los que llevan chupando del bote con unos salarios monumentales para no hacer nada, para mantener el Parlament abierto, pero paralizado durante dos años (por no decir diez). Los mismos políticos que llevan viviendo del momio varias décadas. (…)

​Desatados, se dejan llevar por la pasión “comecocos” de los medios de prensa filoindependentistas. Convierten en extranjeros a sus abuelos, pese a que en realidad no hay rasgos distintivos relevantes entre abuelos, padres y nietos. Por la cara de los abuelos restregarán este verano a sus propios nietos, como si fueran “la nueva generación”: más fuertes, más inteligentes, más emprendedores, más supremacistas. Es como un “catalán 2.0 versión mejorada”. Ahora ya no tienen sentimientos de pertenencia ni de agradecimiento. Todo es culpa de Madrid, se repetirán en su interior, para justificar la traición que su corazón no puede negar que están haciendo contra todos sus antepasados. (…)

 Atrás quedó –en el olvido- el sacrificio de los abuelos, dejando su tierra, para -sin perder en muchos casos sus orígenes y procedencia- ponerse a trabajar en otra parte de España donde de hecho uno podía entenderse en castellano con los demás, para tirar la familia adelante. Eso sí, lo hicieron apoyados en los planes de aquella época: eran planes para incentivar la economía, la creación de empresas y polígonos industriales. Eran planes diseñados en Madrid, para beneficiar especialmente a Cataluña. Pero eso ya no cuenta. (…)

​Y en todo este entramado de relaciones sociales, opino que la lengua no es tan importante. Pero si obligan a Gabriel Rufián a destrozar el catalán, será porque para ellos es indispensable: no porque estén a favor de defender la lengua, sino para seguir utilizándola como arma arrojadiza (…) sobre la que conformar su ruptura de la sociedad, de la historia, y de las familias.

​Este verano muchos padres abducidos (y por ende nietos), compartirán espacio y tiempo con los abuelos que tanto trabajaron por y para ellos. Juntos, con tantos como ellos, que vinieron a Barcelona de aquí y de allá, trabajando hombro con hombro con los que siempre estuvieron aquí, con los de ocho apellidos catalanes, como Josep Bou, Serrat, Caballé, y un largo etcétera. (…) Habrá cruces de miradas y silencios tensos que podrán cortarse con cuchillo. De puntillas intentarán zanjar las correspondientes discusiones. Cuando surja el tema, como casi siempre, se cortará de raíz para evitar males mayores: eso sí, no se podrá hablar del tema en familia, pero paradójicamente cada uno sí que podrá salir a la calle a defender lo que sea y como sea, este otoño (olvidando que cada uno de los que tendrá en su contra, también tiene su familia). (…)

​Este verano reeditaremos el apocalipsis de las familias. Les da igual la ruptura de las familias. Pero yo me pregunto ¿quién lo ha procurado e incentivado?. (…) Este verano de forma ridícula muchos se sentirán mal al hablar en castellano, o sentirán que no son castellanoparlantes (a pesar de que nietos y abuelos vayan a entenderse en esa lengua), o que no son españoles pese a hablar en español. Otros lo hablarán a escondidas mirando a derecha e izquierda para garantizar que nadie les ha visto, como si estuvieran en aquél rincón del patio del colegio al que los “malotes” de clase se van para fumar a hurtadillas.

Sin embargo, todos encontraremos un lugar en el que podremos hablar en español, y fumar, y hablar con los seres queridos con naturalidad, y no sentir que estamos traicionando a los nacionales de la nación que nunca existió, la que TV3 (o la ANC, o “Ensenyament”) está creando artificialmente a golpe de talonario, poniendo a unos contra los otros. (…)

No conseguirán impedirlo, y se volverá en su contra«.

Amén.

Dolça i fracturada (pel nacionalisme) Catalunya…

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