Centenars de catalans seran presents a la renovació de la Consagració d’Espanya al Sagrat Cor.

El próximo domingo 30 de junio España se consagrará al Sagrado Corazón en el Cerro de los Ángeles, renovando el acto que protagonizó hace 100 años el rey Alfonso XIII. És a dir, que els espanyols proclamarem el nostre amor a l’Amor, que prometió en 1733 al joven beato Bernardo de Hoyos que «reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes».

Ens expliquen que a moltes parròquies catalanes les famílies preparen l’acte i es consagren al Sagrat Cor, i que centenars de catalans hi aniran al Cerro el proper dia 30 d’aquest mes. Normal. A Catalunya, com arreu d’Espanya, la devoció al Sagrat Cor ha arrelat amb força des de fa molts anys. Fue en Barcelona donde se editó en 1735 la 2ª edición del Tesoro escondido del padre Hoyos, donde muchos encontraron por primera vez el manantial de amor donde buscar consuelo ante las propias miserias con la promesa de su triunfo que le hizo en el siglo XVII a una desconocida monja francesa. Ens agrada recordar que el juny de 1881 es va celebrar a Tarragona el «Nacional Homenage de las Ciencias, Letras y Artes al Sagrado Corazón de Jesús», donde fue premiado el poemario de mossèn Cinto dedicat al Sagrat Cor. Verdaguer proclamó en una carta al traductor sevillano que «no tema ud. perjudicar mis intereses: mis intereses son del Sagrado Corazón de Jesús«, y escribió versos tan bonitos como este:

Per guardar lo teu tresor
has trobat bona posella
del bon Jesús en lo Cor;
jo no só d’argent ni d’or,
só un pobre y vil pecador,
mes pósam també dins ella.

En templo del Tibidabo nos recuerda especialmente esta devoción de los catalanes por el Sagrado Corazón. D’on va sortir aquest temple? En 1886 San Juan Bosco viene a Barcelona. En el tren oye una voz: «Tibi dabo, tibi dabo», pero no sabe a qué se refiere. El sant visita la ciutat i es troba amb uns cavallers de Barcelona que le ofrecen en la Merced el proyecto de edificar una ermita en un monte llamado Tibidabo; Don Bosco entiende por fin la extraña voz que le acompañaba en el tren. En 1886 se construye la ermita, y en 1902 se empieza a levantar el templo. En junio de 1911 se celebró en Madrid el Congreso Eucarístico Internacional. El obispo Messeguer y Costa propuso lo siguiente:

«El Congreso hace votos para que como fruto y recuerdo de esta grandiosa asamblea, se propague por toda España la idea del templo nacional dedicado al Sagrado Corazón en el Tibidabo, a fin de que los españoles tengamos también cuanto antes nuestro Montmartre«.

Cuentan que el cardenal Vives y Tutó, telegrafiado de inmediato, derramó lágrimas de gozo al saberlo. Pío X escribió más tarde: «Parece que la España católica se propuso demostrar que en el amor a Jesucristo a nadie cede el primer lugar». Lo cierto es que España entera se volcó en contribuir a la construcción del templo del Tibidabo, cuyas obras se acabarían en 1961 coronadas por la famosa estatuta del Sagrado Corazón que desde entonces preside Barcelona. El 18 de junio de 1966 se inició en el templo la adoración perpetua; desde entonces a cada hora del día y la noche hay gente junto al Sagrado Corazón del Tibidabo, algo sin parangón en casi toda España.

El nunci del Vaticà a Espanya, cardenal Cicognani, va copsar ràpidament la importància del Tibidabo, y en 1961 la glosó así: «Una epopeya de amor al Corazón de Jesús ha escrito la nación española (…) De esta historia quiero recordar tres capítulos, que son al mismo tiempo tres puntos geográficos  que señalan ante el mundo de manera indiscutible la ardiente devoción de España hacia el Corazón de su redentor divino: el Cerro de los Ángeles, el santuario de la Gran Promesa, y el templo que contemplamos en el monte Tibidabo».

Pues bien, en 1919, en el Cerro de los Ángeles, que és el centre geogràfic de la península, el rey Alfonso XIII consagró solemnemente España al Sagrado Corazón de Jesús. Y con motivo del centenario, el próximo 30 de junio miles de españoles desbordarán el Cerro de los Ángeles para repetir esta consagración. Todos los obispos de España se reunieron el día 3 de abril en el Cerro para preparar la fiesta. Tots? No. Faltava el pobre bisbe Novell, de Solsona, seguramente enviscado en su culto al idolillo lanació.

Vienen días buenos para curar heridas en la misericordia del mismo Corazón que lloró por su amigo Lázaro y exaltó de alegría al ver a los humildes y sencillos acercarse a Él. Que allà ens hi trobem tots, amics dolços.

Dolça i amorosa Catalunya…

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