El nacionalismo se empeña en devaluar las instituciones de todos.

El pasado 5 de enero la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo evacuó un auto sobre el recurso de apelación de Junqueras. Allí dice que Junqueras está en la cárcel por delitos gravísimos: 

“incitó a la movilización de sus partidarios para reforzar mediante vías de hecho la pretensión política, defendida desde el Gobierno y otras instituciones de la Comunidad Autónoma, consistente en la declaración unilateral de independencia (…) que tenía muy altas probabilidades de degenerar en episodios concretos de violencia, o al menos en el empleo del tumulto para evitar el cumplimiento de las leyes (…) , como efectivamente ocurrió (…)

Constituye una conducta de extraordinaria gravedad incitar a varios millones de ciudadanos a que acudan a votar ilegalmente a sabiendas de que se van a encontrar necesariamente con la oposición física de los agentes (…) No sólo porque la referida conducta supone prescindir de las reglas democráticas para intentar imponer por la fuerza las propias ideas, sino también por el desasosiego y la intranquilidad que causa en la ciudadanía (…) y por el elevado riesgo real de que se produjeran resultados lesivos mucho más graves de los que efectivamente se produjeron”.

També recorda que de «presos polítics» res de res:

“La Constitución admite la defensa de cualquier posición política, incluso las que defienden la desaparición de la misma Constitución (…) El recurrente puede defender la pertinencia, la conveniencia o el deseo de lograr la independencia de una parte de España, sin cometer delito alguno. La presente causa, pues, no se ha incoado para perseguir la disidencia política, ni la defensa de una opción independentista. Es por ello que no puede hablarse de presos políticos, pues nadie es perseguido por defender una idea, y el sistema permite la defensa de cualquier opción”. Pero Junqueras no defendía su posición “dentro de las vías o cauces legales propios de un sistema democrático, sino que ha ido mucho más lejos”. El exvicepresidente genetista está en la cárcel “por haber utilizado medios violentos o tumultuarios”, no “por defender una idea política”.

Entonces, per què els polítics fan servir la Diputació de Barcelona, que és de tots, per defensar públicament lo contrari de lo que diu el jutge? Estamos hartos, señores políticos, de que desprestigien nuestras instituciones asociándolas sólo a una minoría de catalanes, y utilizándolas para defender su propia agenda política. Superem el nacionalisme abans no s’ho carregui tot.

Dolça i manipulada Catalunya…

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