El desmotivante discurso navideño de Felipe VI.

El Rei va felicitar ahir el Nadal a tots els espanyols, cosa que s’agraeix. Pero estuvo ud. flojito, Majestad, porque había mucho que decir y sólo oímos lugares comunes. Se lo decimos desde el cariño, porque ud sabe que los dolços le hemos apoyado desde el inicio de su reinado.

Lo que ayer necesitábamos oír era feliz Navidad, y lo dijo. Feliz Navidad, Majestad. Con eso basta. Podía haber recordado que el fin de la vida en común es vivir bien, procurar buenas acciones y ser felices; y que todo eso es obra de la amistad, una virtud que la comunidad debe estimular. Però ja ho va fer bé, Majestat.

Lo que ayer no queríamos oír es que «a lo largo de los últimos 40 años (…) hemos asentado definitivamente la democracia». Esas palabras a muchos catalanes nos entristecieron: acabamos de salir de unas elecciones que han violado el principio democrático 1 hombre = 1 voto, porque a JxC cada escaño le ha costado 27.665 votos, mientras al PP le ha costado 45.951 votos. Si això és democràcia -i no la seva paròdia- ja se la pot quedar, Majestat.

El que ahir no volíem era sentir 9 cops la paraula «democràcia» com si fos un bálsamo de fierabrás, cuando millones de españoles sufren en sus regiones la corrupción de los oligarcas, la opresión de los populistas, la tiranía de los nacionalistas; cuando no pueden educar a sus hijos en su propia lengua; cuando son multados por rotular en el idioma de todos, o en su pueblo hace años que no ondea la senyera de tots davant la passivitat dels «demòcrates», Majestat. Si eso es democracia, para ud. Majestad. Porque mire: quin és el millor règim polític? Depende, Majestad. Los clásicos decían que todos los regímenes que tienen como objetivo el bien común son rectos, mientras los que atienden sólo al interés personal de los gobernantes son despóticos con respecto a la comunidad de hombres libres. Pues eso, Majestad. Que no es el nombre, si no la cosa. Y la cosa hace infelices a millones de españoles en su reino, Majestad.

El que ahir no volíem sentir eren -again- referències al cop d’Estat de… 1981! Hace 2 meses hubo un golpe de Estado que declaró la secesión en una región española, però sembla que mola més seguir parlant d’en Tejero 35 anys després. Ud. mismo, Majestad.

Lo que ayer no queríamos oír era que «compartimos una misma visión del mundo» con la Unión Europea, porque la visión de Alemania o Bélgica probablemente no se parece en nada a la nuestra. ¿Por qué no dijo una sola palabra de Hispanoamérica, Majestad? Son nuestros hermanos, hi vam deixar sang, fe, cultura i llengua, però a vostè no l’importa gaire. Ud. mismo, Majestad.

Lo que ayer no queríamos oír era que «frente al terrorismo» hemos prevalecido «con la fuerza de nuestras convicciones democráticas», porque los compadreos entre los gobiernos nacionales y los nacionalistas vascos («tú apóyame en Madrid y haz lo que quieras en Vitoria») fueron muy democráticos, y dieron cobertura al terrorismo durante años; porque quien venció al terrorismo no fue la «convicción democrática», sino el sacrificio de Policía y Guardia Civil, la entrega del Ejército y la capacidad de perdón y amor de millones de españoles. I això no ho va dir, Majestat.

Lo que ayer queríamos oír era que en este tiempo de Natividad era necesario celebrar la vida. Porque en el primer semestre de 2017 España registró el número de nacimientos más bajo de la serie semestral de la última década. Però d’això no en va dir res, Majestat, porque quizás le gusta ser rey de un país que ya no tiene ganas de vivir.

Lo que ayer nos sorprendió oír es que «la base sólida» para construir España son «los principios democráticos y los valores cívicos de respeto y diálogo». Porque bajo esa milonga lo que se ha construido en Cataluña durante 40 años con permiso de los gobiernos nacionales (y su padre, Majestad) es un Règim nacionalista que ens ofega; i a Espanya una oligarquia que ens ha enfonsat en diverses crisis mentre ells s’ho enduien cru.

Lo que ayer nos alucinó fue oír que «la historia de España que juntos hemos construido es la historia de un gran triunfo». ¿Triunfo, Majestad, cuando no hace ni 2 meses tuvo que salir por la televisión para conminar a los gobernantes de una región a detener un golpe de Estado? ¿Triunfo, cuando regiones enteras de España se desgarran? ¿Quién le escribe los discursos, Majestad?

Lo que ayer esperábamos eran los lugares comunes mundialistas, tipo «cambio climático» y «violencia de género», que ud. mencionó. Pero esperábamos también mención a los devastadores incendios de Galicia; però no en va parlar, Majestat, quina llàstima.

Lo que ayer nos gustó oír fue que el gobierno de Cataluña debe gobernar para «el bien común de todos». Ens va agradar sentir que Catalunya és «diversa i plural», caracteritzada per la «capacidad de liderazgo y de esfuerzo, espíritu creativo». Molt bé, Majestat.

Lo que ayer no entendimos fue lo de tener «una fe firme en nuestras convicciones», porque eso de creer en lo que se cree suena un poco rarito. És lo que passa quan es tira massa de frases fetes, Majestat.

Por cierto, Majestad. Ni una palabra para nuestros soldados desplegados por el mundo, jugándose la vida por los demás y lejos de su familia en Navidad. Ni una palabra para nuestros emigrantes, trabajando a miles de kilómetros porque «la historia de un gran triunfo» de la que ud. presume no tuvo sitio para ellos. Y ni una palabra del gran acontecimiento que celebrábamos esa Nochebuena: el nacimiento de Dios. Molt fluixet, no li sembla?

En fin, Majestad, que escuchándole en octubre nos esperábamos más nivel. No ha sido su mejor día. Llàstima. I bon Nadal, Majestat.

Dolça i mediocre Espanya…

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