Informació bàsica per sortir al carrer el dia d’avui.

¿Lo recuerda, verdad? Pueden repasarlo todo en nuestro archivo “En el butifarrèndum”. Girauta había avisado años antes: el separatismo quería acabar el prusés con un referéndum (lea aquí por qué no puede hacerse), y eso mismo propuso Artur Mas. El butifarrèndum debía ganarse con un 50%+1 voto: nada del 66% o el 60% que había propuesto Mas años antes. El president, incurriendo en delitos de desobediencia, prevaricación y malversación de fondos públicos, utilizó la administración de todos para servir a los intereses de unos pocos.

Mas alumbró una ridícula doble pregunta tras un sábado de copas en la Generalitat, y el 9N de 2014 el Front Nacionalista va muntar un simulacre de referèndum per la secessió (straw poll, li van dir els anglos). CiU, ERC y la CUP apoyaron el SISI. El resultado según ellos – Junqueras fue pillado in franganti contando y separando votos– fue de 1.861.752 “votos” a favor del SISI. Un cachondeo, un fracaso monumental (sólo un 25% de catalanes, recontados por Junqueras, votó por la secesión), y un derroche inmoral: la Gene dijo en su momento que se gastarían unos 9.000.000€, aunque jamás se explicó el coste real del buti porque CiU, ICV y ERC lo impidieron en el Parlament.

En definitiva, el buti fue una parodia digna del trilero de la calle Tuset:

– El catedrático de la Junta Electoral, Joaquim Brugué, dimitió porque veía que tal y como iban las cosas “Cataluña es Guinea”.
– Se utilizaron organismos públicos para colgar las pancartas.
– Se comunicó manchando con plásticos amarillos la vía pública infringiendo las ordenanzas de contaminación, pero tolerados hasta el 10-N por instrucciones de los políticos.
– Se divulgó con medios desorbitados, como siempre mediante subvenciones públicas, monotemáticamente durante 2 años en los medios del Règim. El día después los medios subvencionados publicaron la misma portada.
– Lo organizó la Generalitat con el dinero de todos.
– Los alcaldes afines fletaron autobuses para ir al buti con el dinero de todos.
– Lo controlaron los afines a una sola opción.
– Lo recontaron ellos mismos, incluso con la ayuda directa de Junqueras, presidente de ERC. El recuento fue un desmadre, contado por ellos mismos, incluso un voluntario contó los amaños.
– Había casetas de propaganda a la entrada de los “colegios”.
– Había estímulos al voto en una sola dirección junto a las urnas.
– Se votó durante 2 semanas, con un censo a medida, todavía desconocido hoy, en el que no pudieron votar los catalanes residentes en otros lugares de España, y sí los inmigrantes y mayores de 16 años.
– Se revotó hasta 3 veces por la misma persona sin control alguno.
– Sólo 3.600 fanáticos de autoinculparon por el 9N cuando Mas pidió apoyo en su imputación, y eso que la ANC tiene 34.000 afiliados.
– Decían que el 84% de los catalanes voliavotar, y sólo votó (según ellos) el 35%. Se contaba con 3-4 millones de participación; se quedaron en 2,3 millones. Eso si nos creemos los números de Juan Palomo, yo me lo guiso yo me lo como. El SÍ-SÍ sólo alcanzó entre el 25 y el 29% del censo (dicen, porque no llegaron a aclararlo). Un desastre para los que decían que el 60% de catalanes era separatista, que hasta reconoció La Vanguardia hablando de “fracaso”.
– El buti se cargó la economía: entre enero y junio de 2014 la inversión extranjera cayó 745€ millones, un 58,7% menos.

Y así hasta aburrirnos.

Artur Mas ha prestado inestimables servicios al prusés. El mejor, quizás, fue este ridículo monumental en la CNN, o esta humillante entrevista que le propinó Jordi Évole. Però el triler del carrer Tuset s’ha superat en dir que el buti va ser com el 23F. O sea, que tenía razón el New York Times cuando publicó que el 9N era “una amenaza a la democracia española”.

Gràcies Artur, pel teu últim servei al prusés. Ara, a casa.

Dolça i alliberada Catalunya…

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