«El silencio tiene un grado de complicidad», avisa un columnista de La Vanguardia.

En Gregori Morà porta anys escrivint a La Vanguàrdia. No nos consta que se haya atrevido a criticar al sr. Conde, y recordamos muchos de sus artículos aplaudiendo al PSC cuando ya era evidente que se trataba del Partit Suïcida de Catalunya. En 2013 aclaró su posición respecto al nacionalismo catalán y desde entonces sus columnas se leen con más crédito. Como la de ayer:

«Si tenemos en cuenta que la mayoría de la ciudadanía de Cataluña está literalmente hasta los cojones, ovarios y demás partes pudendas de esta historia del referéndum, la separación o “desconexión”, que dicen los cultos, vengo a concluir que soy un idiota y que lo mejor que podía hacer es callarme y hacer como si no me entero. A la manera de aquellos alemanes o italianos que veían subir la marea y concluían que les importaba un carajo. Ya bajará. Evidente que va a ocurrir, pero no sabemos cómo. El secreto está en el cómo.

Y mientras el secreto esté en el cómo, el silencio tiene un grado de complicidad que siempre acaba con la conclusión de los necios: “¡Yo no pensaba que…!”. O la candidez: “¡Nunca imaginé que algo así pudiera ocurrir en un país que se distinguía desde siglos por su buen hacer, los negocios, unas empresas seguras, unos políticos que robaban la proporción que corresponde a profesión tan inclinada a la sisa y el sobre!”. Todo cierto, pero yo no quisiera pertenecer a aquellos abuelos que gritan, cuando ya es inevitable, “¡Si lo decía yo! ¡Si lo decía yo!”. (…)

No sé si alguien lleva la cuenta de todas las patochadas que llevamos oyendo desde hace un año, como mínimo: desde aquel “España nos roba”, que tuvo que corregir el conseller Mas-Colell, aunque apareciera en letra pequeñita, pasando por las genialidades de auténticos intelectuales áulicos como Vicent Partal, hasta llegar a la cima que apunta nada menos que a un juez que fue de tronío, Santiago Vidal. Hemos pasado por toda la gama de boberías dichas al tuntún y pronunciadas como mínimo en las 584 sedes –subvencionadas– del cuerpo uniformado de la Assemblea Nacional Catalana. (…)

Donde el listón se puso muy alto fue gracias al jurista Santiago Vidal, el payaso con fronteras más notable que ha desbancado de todos los circos de Cataluña a figuras que no voy a nombrar por autocensura. Decir que han robado documentos del Estado, que están en contacto con potencias extranjeras, ¿Kosovo, por ejemplo? Una eventualidad, después de que nuestro president Puigdemont –no elegido por la ciudadanía sino por la casta del 3%– hiciera el espantoso ridículo de ir a Bruselas para dictar doctrina ante 500 individuos, cuando podía haberlo hecho en el Pati dels Tarongers de la Generalitat».

Sí, n’estem fins el gorro Gregori. Gracias por decirlo.

Dolça i tipa Catalunya…

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