El buen inmigrante es el que parla la llengua de la Gene.

Los políticos nacionalistas nos han creado un problema: la masiva inmigración descontrolada de vecinos de civilización musulmana, muy alejada de la nuestra y en muchos aspectos incompatible. Sus dramáticas consecuencias ya se ven en Francia, Holanda o Gran Bretaña, però als senyors nacionalistes només els interessa una cosa: convertir els immigrants en nacionalistes. Así describe el problema un experto que afirma que Cataluña se ha convertido en centro de planificación del yijadismo en toda Europa:

«Tenemos una zona que es activa en el radicalismo islámico –Ceuta y Melilla- y además el que es probablemente el centro de planificación yihadista de toda Europa: Cataluña. (…) Hay que fijarse en el número de musulmanes y en la cantidad de mezquitas radicales.  (…) Lo primero que hacen los grupos radicales islámicos es copar la plaza pública, el paso inicial es observar la ciudad o el pueblo, el segundo comprar los negocios alrededor de la plaza pública, ponerles carteles en árabe que sólo entienden ellos y de repente vemos que durante los fines de semana todo el tiempo esa plaza está ocupada por personas vestidos de una forma determinada”.

Oriol Amorós, secretari d’immigració de la Generalitat, es de ERC i llepasubvens de tota la vida. Parece que su trabajo más cercano a la realidad catalana fue repartidor de pizzas. Amorós fue candidato a la alcaldía de Barcelona, pero es más conocido por predicar el nacionalismo en mezquitas como la de Olot, donde no aceptan a mujeres. Però això no importa si parlen català amb accent de les Masies de Voltregà, escolti.

Amorós explicó ayer en el aplec nacionalista de la Universidad Catalana [quiere decir Nacionalista] d’Estiu los 5 ejes de la política nacionalista de inmigración, y confirmó que la prioridad es producir nacionalistas:

• Ser ciudadano = hablar catalán. «El primero es advertir a los que llegan que serán ciudadanos, nuestra política es hacer ciudadanos (…) Contamos que todos los que llegan se quedarán, por eso insistimos en enseñar catalán a los refugiados aunque tengan carácter puntual a partir de los seis meses de estancia”. ¿Un holandés residente en Castelldefels no es un ciudadano si no habla catalán? ¿Un barcelonés que quiere utilizar la lengua habitual del 51% de los catalanes no es ciudadano? Un marroquí no és pas ciutadà si no parla la llengua de TV3? ¿Ser ciudadano consiste en hablar un idioma, o en entender y aceptar la cultura del país?
• Inmigrante = eixamplar la base social nacionalista. “El reconocimiento de derechos porque no hay ciudadanía si no hay derechos”, y en Catadisney “todos decidiremos las cosas comunes que compartimos, por tanto, votaremos todos”. Como se ve, el derecho que les importa a los nacionalistas es el de voto, porque parece que la cualidad más atractiva del inmigrante no es su humanidad libre, sino la de ser carne de cañón para «eixamplar la base social» del nacionalismo.
• Catadisney es el cuerno de la abundancia. Los derechos deben ser «en servicios públicos normalizados». De los deberes no se dice nada, y tampoco de cómo se financian esos servicios, perquè s’entén que es paguen amb més impostos dels pepets i la maries. Recuerde: no moleste al inmigrante hasta que haya votado por Catadisney.
• Lloriquear dinero y competencias a lestat. Esto se hace reafirmando el «consenso político y social que demostró el Pacto Nacional por la Inmigración catalán«, que cuando se lee resulta ser una sarta de obviedades, ideología nacionalista y ploramiqueig de diners i competècies a lestat (vea aquí una genial radiografía de Antonio Robles); el drama es que esta herramienta nacionalista fue impulsada por el PSC . La clave de todo es -otra vez- el mantra nacionalista de «l’ús de la llengua com a fator de cohesió social». Pero ni una palabra de cómo afrontar lo que ya es el mayor reto europeo del siglo XXI: la posibilidad de convivencia con el islam.
• Reprogramación nacionalista. «no dejar a nadie que deje de ser quien es, pero sí que le pedimos a todo el mundo que sea también catalán [quiere decir nacionalista]« y que sepa que con la secesión «nadie podrá poner condiciones ni reparos culturales a los derechos humanos, a la igualdad entre hombres y mujeres y a los valores, pero sí que habrá una lengua común, el catalán que deberá convivir con la diversidad lingüística que habrá en Cataluña«. Es decir: votad secesión porque seréis ricos, y pasad de Espanya y del castellano.

El nacionalismo no sólo nos ha endeudado, arruinado, dividido, esquilmado y esclerotizado. Además nos está creando un problema de civilización innecesario que ya está cuarteando la convivencia en los grandes países de nuestro entorno. Això sí: per Catalunya!

Dolça i encegada Catalunya…

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