Magnífico día de Corpus en Barcelona.
Martín el Humano no tenía heredero. Cuentan que, agonizando, rodeaban su lecho los consellers de Barcelona y multitud de nobles que le apremiaban a que designase sucesor a la Corona de Aragón. El rey oyó la campana del viático que se acercaba, y supo dar respuesta: hacía heredero de su trono al que llegaba en ese momento, o sea al Redentor que iba a recibir antes de morir. Quiso Martín que después de su muerte sólo se sentara en su trono el auténtico dueño de Cataluña, Jesucristo. Y desde entonces, el trono del rey sirve de trono al Rey, que sale cada domingo de Corpus por las calles de Barcelona, buscando a los que quieren encontrarle.
Así fue una vez más este domingo azul y primaveral en la plaza de Cristo Rey abarrotada. Pasó el trono sobre la alfombra de flores, ante los niños de la 1ª Comunión, bajo las miradas de los vecinos en sus balcones, con la compañía de la nobleza, contra un sol que charoleaba en el lapislázuli de la silla real, desde la plaza hasta la calle Condal, entre la multitud de la Vía Layetana, hacia la catedral otra vez, para toda Barcelona, según se viene haciendo desde tiempo inmemorial, sin reparos de arrodillarse en el asfalto y mediante los buenos oficios del arzobispo Omella.
Omella es nuevo y es otra cosa. Estuvo cercano, alegre, espontáneo, padre y pastor, y la gente lo agradeció con aplausos. Aunque hace unos días nos sorprendió al olvidarse del castellano en una confirmación, parece que ya se le han olvidado las instrucciones de Mòniquatrecentsmil Terribas: «No faci ni una missa més en castellà», y está claro que lo que le interesa es que llegue su predicación. Al concluir la procesión y la misa el nuevo arzobispo resumió el mensaje del Corpus: «Dios es más importante que el obispo, que la alcaldesa y que el presidente del Gobierno», proclamó entre la alegre ovación de los fieles, que quizás recordaban el poemita blasfemo que recitó una grotesca brujilla en el Ayuntamiento. E insistió: «Mirad que he dicho: más importante que el obispo».
Un año más ha salido Dios a las calles de Barcelona, a buscarnos a todos. Este año, además, le acompañaba otro pastor.
Dolça i fidel Catalunya…
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Dios es más importante que todo pero ahora sólo está de moda la telebasura fabricada.
Hoy seguro que el amigo Cucurull dirá que hay datos en Tarragona de que Jesús no nació en Belen sino en Brafim, cerca de Valls
Los hay ( y si no se fabrican )
El dios de los catalanistas es la imposición del catalán