Humilde, discreto y santo.
Con su fachada en lo que hoy es la calle Aragón, «el convento de Jesús, con su manantial, en el siglo XVI -después de que lo visitara el emperador Carlos en 1519- tuvo entre sus frailes a san Salvador de Horta, el que hacía milagros como quien respira, sin pensar en ello« (Carlos Pujol: Barcelona y sus vidas, 2010).
Así era San Salvador de Horta, un franciscano de Santa Coloma de Farners que llegó a Barcelona con 14 años. Se metió a fraile franciscano; era el portero o el cocinero, siempre ejercía las tareas más humildes. Pero no paraba de hacer milagros. Multitudes de toda España le visitaban y sus superiores lo trasladaron repetidamente de convento. Le prohibieron hacer milagros, pero salían de él contra su voluntad. Él sólo pedía «Hermanos míos, arrepentíos de vuestros pecados y pedid perdón a Dios». Hasta Felipe II quiso ver al humilde fraile milagrero.
Hoy es su fiesta. San Salvador de Horta, cuídanos desde el cielo.
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A este santo seguidor de San Francisco de Asís le pido que salve a los barceloneses de un sujeto encanallado y cobarde llamado Trias, el alcalde: nunca se eligió alcalde en Barcelona a un tipo más estúpido.
Pues humildemente le pediremos..
Que nos ayude …triunfe el sentido común…que los ciegos intelectuales abran los ojos!!!
Que triunfe la bondad…la justicia…el amor entre los humanos…
Y que acabe con los diablos que gobiernan el mundo!!!
Con la ayuda de Dios!!!