La isla de Staffa podría ser el lugar adecuado para que el clan encontrara la paz.
Seguimos dando ideas a los Pujol. En las Hébridas interiores se encuentra la isla volcánica de Staffa. Hasta 1800 una familia habitó en ella, aunque desde entonces sus 33 hectáreas están deshabitadas. Su tranquilidad la convierte en el lugar ideal para comenzar de cero. Los verdes pastos permiten la agricultura, quizás hasta plantar y cuidar un hortet si se protege bien de las galernas del Mar del Norte. Una familia emprendedora como los Pujol se aventuraría sin duda a probar la pesca en los días de calma.
Pero lo mejor son sus columnas hexagonales basálticas, unas formaciones naturales de gran solidez, especialmente espectaculares en la Caverna de Fingal donde alcanzan hasta 20 metros. En su tiempo la cueva fue visitada por la reina Victoria y, aunque más incómoda que la mansión de Queralbs, resulta el lugar ideal para meditar -sentado en la oscuridad- sobre la importancia de inculcar a los vástagos valores sólidos e inalterables, de fer caixa, para ayudarles a soportar con dignidad las incomodidades de la vida.
En las terribles noches invernales, nada mejor que escuchar la Obertura de las Hébridas de Mendelssohn, inspirada en el inhóspito carácter de la isla de Staffa. Segur que aclucant els ulls és fàcil d´imaginar-se al bell mig del Palau de la Música, amb en Millet («sí, et vaig copiar La Confessió») a dreta i en Mas a esquerra. I en Montull, i en Puig, i en Penin, en Pallerols, en Prenafeta, n´Alavedra...tots els vells amics i coneguts amb qui vam fer país. Potser una llàgrima caurà sobre la roca volcànica en recordar els bons moments passats.
Als llargs dies d´estiu el Gran Evasor podrà aprendre gaèlic -la llengua pròpia de les illes- o llegir coses de sir Walter Scott, que va visitar Staffa el 1810 . Especialment profitós seria gaudir d´El Pirata (1822) o repassar el coneguts rodolins de Marmion:
«Oh! what a tangled web we weave
When first we practice to deceive!»
Refugiis a Staffa, sr Pujol. I porti els nanos amb vostè. Viurà tranquil i en 4 hores es podran plantar a Espanya per visitar el jutge quan li ho demani. Tot són comoditats.
Dolça i alliberada Catalunya.
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Que se vayan a dónde no haya gente, porque si no van a imponerles el catalán y a robarles y chantajearles
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He tenido el placer de visitar la isla de Staffa. Es un lugar bellísimo, pero inhóspito, barrido por los vientos y la espuma de las olas. Con gusto votaría para que al ex-honorable le restituyeran despacho y prebendas varias, siempre que quedara confinado en esta isla. Y ya puestos, que se lleve consigo a la camarilla del «prucés». Así podrían dedicarse a predicar a las focas, los cormoranes y los frailecillos y dejarían en paz a los catalanes normales.
!Uno de los problemas de irse a esta isla es que en ella, por lo que se ve en la foto, no podrían hacer servir los coches de altíiiiiiisima gama del nene! Seguramente, éste puede ser un argumento de peso para no irse allí. Ja, ja, ja …