La fiesta también es nuestra.
«La fiesta de los toros, cuando se hace en muchedumbres, es una bocanada de campo libre y de espíritu ganadero y de llanura. Lo de menos llegarán a ser los toros, que están paciendo apaciblemente en la venta del Batán (…). No son tampoco, siquiera, importantes los toreros. Lo importante es el ambiente de ganadería y «la afición», que es un público disperso que compra o vende las entradas, que espera ante la plaza en las horas más ambiguas, que considera a los toros como la función capital de esta tierra y que lleva el aire de la fiesta mucho más allá de los límites humanos de la misma. (…)
Si uno pasea por las calles de Madrid en estas fechas (…) se da cuenta de la desproporción que son los toros. (…) Los únicos que no hablan de los toros son los toreros. (…) Hablan de Ortega y Gasset o de Kant con unas damas rubias de la más civilizada carnadura»
(Ignacio Agustí: Por San Isidro. Publicado en Tele/eXpres, 1 de junio de 1965)
Categories: Arte dulce, Tradiciones
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