Seguim amb la Martingala

El Procés és una estafa, una Martingala, no hi ha res fàctic.

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La Martingala, ja s’ho deuen d’imaginar, no és altra cosa que el «procés». Així ho anomena Jordi Baeza des d’E-notícies, on publica una interessant reflexió que els convidem a llegir.

Per anar obrint boca, els deixem algunes perles:

  • Marta Rovira «ho va fer pitjor del que tots esperàvem i això que ja descomptàvem que faria la pena més espantosa. […] Viu exemple que molts catalans necessiten immersió en castellà, no pas en català. [… ] I la cosa va de fluïdesa, de falta de vocabulari i de sintaxi. I això que el discurs anava escrit. La cosa no va d’accent i per molt que ho digueu no serà veritat. És ben bé com això de la independència, que per moltes redaccions de sobirania que feu tampoc no serà veritat, per molt que ara el redactor sigui un jutge fashion. Sí, el tal Santiago Vidal, la nova estrella pop que s’apunta a la Martingala per fer calaix».
  • El Procés «és una estafa, una Martingala, no hi ha res fàctic. És un negoci recolzat en la retòrica. La mateixa retòrica que va atrapar el President Mas després d’un resultat electoral que no esperava. És una bona presa de pèl ben anunciada per la tirallonga d’eufemismes».
  • L’ANC, sí, «aquesta entitat que tothom diu que no està subvencionada, però que està farcida de gent fidel al règim i que és membre d’altres entitats que sí depenen de la voluntat pecuniària del Palau de la Generalitat».
  • «Estimada Catalunya dels collons, pesada com només tu em pots resultar, si vols ser independent, vota quan toqui l’Alfons López Tena i els seus nois llibertaris de Solidaritat. Si us plau, acabem aviat. Si no votes l’Alfons demostraràs que vols ser espanyola perquè bàsicament no vols pagar el preu de la independència, com sí el vas pagar quan et vas alliberar amb valor del francès, ara fa dos cents anys, perquè volies ser espanyola».

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Categories: En el Butifarrèndum, Huid del nacionalismo

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2 comentarios

  1. Una «martingala» que nos está saliendo muy cara y mucho mas que nos saldrá si alguien no lo remedia. Es el dinero público gastado en propaganda ideológica, en cosultorías, en subvenciones, etc.. El perjucio que ya está ocasionando a la economía catalana, y el que le ocasionará. Ayer ya comentaba «El confidencial» que la patronal alemana del sector del automóvil, esta planificando una eventual salida de Cataluña en el caso que prospere el independentismo. Supone el 25% del sector español, con unos puestos de trabajo directos, que desaparecerían, de unos 38.000 trabajadores (UGT y CCOO mientras tanto con Omniun) e indirectos también muy importantes. Creo recordar que el destino, por supuesto dentro de la U.E. por el tema de los aranceles, era la República Checa. ¿Quien nos asegura que en cualquier caso y aprovechando la coyuntura se irán de todos modos?. En resumen daño a Cataluña y al resto de España.

    • No se menciona nunca el llamado «efecto frontera». Pongamos un caso: Cáceres compra muchos más productos catalanes que portugueses, incluso en el caso que esos productos sean prácticamente los mismos. Ya no hay fronteras con la UE, comerciales, pero sigue habiendo unas fronteras «invisibles», mentales, hechas de siglos de Historia. Existe un detallado estudio de la Secretaría del Tesoro británica, que por supuesto atiende especialmente al caso escocés, pero fácilmente extrapolable a cualquier intento parecido. El «efecto frontera» es muy difícilmente cuantificable «ex ante» de ocurrir, pero existen ejemplos «ex post». Así en el 2011 Escocia exportó 42.600 millones de euros a Reino Unido, que es su principal mercado como las otras 16 autonomías lo son de Cataluña. Ahora hay que entrar en el efecto de la secesión. Para ello los autores recurrieron a dos casos: Checoslovaquia y EEUU-Canadá. En el segundo caso nos encontramos con una frontera inmensa, la misma lengua, largo historial de convivencia pacífica, alianzas por todos lados, son dos economías bien diversificadas y comparten un área de libre comercio. Además su cultura es muy similar. La lógica diría que no tendría que haber muchas diferencias en las ventas que una empresa de Toronto haga en Nueva York (el estado más cercano de EEUU) o en Montreal. Y resulta que sí las hay. Hasta un 44%. Ya empezamos a ver que el «efecto frontera» sí influye. Hasta razones psicológicas absurdas, tipo arquetipo. Y lo vemos en la comedia «Como conocí a vuestra madre». El personaje femenino Robin, es canadiense, y otro personaje, Barney, está todo el tiempo «despreciando» la nacionalidad de Robin. Que por otro lado es arquetípico: adora el hockey sobre hielo, le gustan las armas (Canadá es un país más armado que USA al contrario de lo que la gente cree) e incluso no evita una buena pelea. Y Robin es un personaje femenino. Puede parecer anecdótico, pero los estereotipos, funcionan. Porque las gentes los crean y los creen.

      Pero entremos en el tema de Checoeslovaquia. Mutuamente se independizan, y parece que de forma pacífica y todos de acuerdo. Bien. Pero resulta que los intercambios entre empresas checas y eslovacas cayeron dramáticamente: de ser el 22% y el 42% de sus exportaciones respectivas, caen al 8% y al 13% en apenas diez años. Y este espectacular descenso no se ha visto compensado por incrementos de sus exportaciones a terceros. Porque el «efecto frontera» también ocurre de la nueva Chequia y de la nueva Eslovaquia respecto a países que antes compraban a Checoslovaquia. Y además el efecto frontera lleva a otra cosa: se perjudica más el que antes exportaba más. En éste caso la perjudicada es Eslovaquia, que antes era región más rica que Chequia y ahora empiezan a aparejarse. La más rica, más pierde. Y así están desde 1993.

      En el caso escocés, y teniendo en cuenta los datos anteriores y otros muchos, el Tesoro británico calcula de una caída de hasta un 83% en los próximos 30 años, con un impacto del 0,15% anual y una pérdida de poder adquisitivo para los consumidores escoceses de más de tres puntos (ya que tendrían que comprar bienes menos competitivos por falta de acceso al mercado británico).

      El argumento «nacionalista» consiste en decir que por qué la empresa «A» de Aragón (por ejemplo), que compraba 100 unidades a la empresa «C» de Cataluña, va a dejar de hacerlo tras la independencia de la segunda. Pero es que el efecto frontera tiene muchas razones y muy lógicas: desde la psicológica hasta la incertidumbre legal que supone negociar en otro Estado, el desconocimiento de como quedará el nuevo mercado, las dificultades para hacer campañas publicitarias o comerciales, etc…

      Por no hablar del posible riesgo de tipo de cambio. Tanto el Gobierno escocés como el catalán dan por hecho que seguirán en la libra y el euro tras la independencia, pero no es ni mucho menos seguro que esto sea cierto. Tendrán que negociar (y mucho) para mantener su actual moneda o arriesgarse a presentarse ante los inversores con una nueva y poco fiable divisa. Alguno ha calculado la caída del PIB catalán en un 20%. Y supongo que salvo a los tontos, no les servirá de alivio saber que la caída del PIB español será menor, pero importante, sobre el 10%. Enhorabuena, las dos partes se habrán empobrecido, como Eslovaquia y la República Chequia. Supongo que los inteligentes dirán es tan antiguo de «Virgencita, que me quede como estoy».

      El informe británico también analiza los flujos de capital y de fuerza laboral inter fronterizos. 500.000 británicos (ingleses y galeses), viven en Escocia, y Escocia tiene 700.000 emigrantes en el Reino Unido. 40.000 personas migran anualmente entre Gran Bretaña y Escocia. Se calcula que quedarían en unas 10.000, y como podemos ver mirando simplemente hacia Ceuta, serán los de menos recursos y mayor desamparo. En el caso catalán se argumenta que la gente se quedaría en Cataluña. Eso es suponer que los españoles (que sean o se sientan a su vez catalanes es indiferente) no van a encontrarse incómodos,o se planteen desde el minuto uno lo ocurrido en Chequia y Eslovaquia ¿quién paga mis pensiones? Tema que todavía está en conflicto en esas nuevas naciones. Y no recuerdan el caso irlandés. Tras su independencia de 1921, Irlanda perdió población. Parte por desafección a lo nuevo, pero otra por emigración a terceros países por las pérdidas económicas que sufrió la naciente República Irlandesa.

      Del mismo modo, una Escocia independiente se vería expuesta a los riesgos de cualquier país de su tamaño también en lo que hace referencia a las cuentas públicas. Gran Bretaña lo ha pasado mal en los últimos años, pero han mantenido el tipo entre otras cosas por su capacidad para equilibrar ingresos y gastos públicos, gracias a sus múltiples vías de financiación. En este sentido, un déficit tendría consecuencias mucho más inmediatas desde el punto de vista de los mercados en una Escocia de 5,1 millones de habitantes, frente a los más de 60 del Reino Unido. Hagan números parecidos para Cataluña y tal vez le salgan algo mejor que a los escoceses, pero no mucho.

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