Lo que va del Front National al nacionalismo catalán y al PSC.

 El filósofo francés Alain Finkielkraut nos da unas pistas en su último libro.

Finkielkraut

En Francia tienen un problema. La inmigración musulmana y los franceses progresistas rechazan la identidad francesa, y quienes la defienden tienden a menospreciar lo que ésta tiene de universal. Como resultado, mientras el relativismo multiculturalista va disolviendo los lazos sociales, el laicismo y el nacionalismo los rehacen de un modo artificial. Alain Finkielkraut, uno de los filósofos más desacomplejados de la Francia actual, describe el fenómeno en su libro L’identité malheureuse. Algunas de sus ideas también nos ayudan a entender lo que pasa en Cataluña.

«Existen los demonios de la identidad, pero también los demonios de lo universal», dice Finkielkraut. Por un lado, el nacionalismo reacciona contra el concepto ilustrado de «igualdad», situando la identidad colectiva en el centro de la vida social. Aunque el nacionalismo glorifica la diversidad, no la pone en obra. De hecho, es un narcisismo adorador de los «fets diferencials», pero sólo de los que encajan en su relato ideológico. Sin embargo, para vivir juntos lo humano es limitar la estima de sí mismo, hacer saber a los diferentes que también cuentan, tomar conciencia de la identidad del otro atenuando la propia. En el nacionalismo esto no es posible.

Por otro lado, el cosmopolitismo ignora la identidad nacional. A lo sumo, ésta sería el cambio perpetuo. Algunos como Lucien Febvre proponen que nos convirtamos en «extranjeros a nosotros mismos». Cuando los cosmopolitas se preguntan por la identidad colectiva, contestan con la nada: el desarraigo, el no tener nada propio (Ulrich Beck); «prestar oído a los huéspedes y cederles la palabra» (Gianni Vattimo). Europa debería desnacionalizarse y renunciar a su identidad. Es lo que Roger Scruton llama «oikofobia», odio del hogar natal, neutralización de la identidad doméstica en favor de las identidades minoritarias. La identidad nacional sería algo irreal; y nadie tendría el derecho a definir lo que es. Muchos de buena fe que huyen del nacionalismo acaban cayendo en este vacío cosmopolita.

Finkielkraut cree que nacionalismo y cosmopolitismo esterilizan la vida común. Hay que buscar otra vía, que él encuentra en Claude Lévi-Strauss. Enfrentada a la pluralidad, Europa redescubre su identidad. Se trata de conservar y renovar al mismo tiempo los sistemas de valores de cada comunidad. «Olvidar nuestro pasado no es abrirse al futuro: es someterse sin resistencia a la fuerza de las cosas. Si nada se perpetúa ningún comienzo es posible, y si todo se mezcla tampoco (…) Nuestra identidad debe ser mantenida firmemente y transmitida sin vergüenza». En definitiva: hay que combatir la tentación de ahogar las diferencias y creer que poseemos la identidad ideal, sin sucumbir a la tentación de deshacernos de nosotros mismos.

En Cataluña este análisis es iluminador. Muchos hombres de buena voluntad necesitan creer que la maldad tiene un solo domicilio: el nacionalismo excluyente, o el cosmopolitismo que desarraiga la identidad. Sin la gran ilusión del mismo combate contra el mismo enemigo estarían perdidos. Pero eso es derogar el mundo real. El nacionalismo de CiU, CUP, ERC y sectores de PSC-ICV deforma los vínculos sociales; el miedo a explorar lo que somos atenaza en el cosmopolitismo a sectores del PSC y quizás de Ciutadans; el complejo de no ser nacionalista ni cosmopolita y la incapacidad para formular una alternativa a ambos paraliza al PP.

Finkielkraut no se atreve a decir qué debe transmitirse como fundamento de la identidad francesa. Nosotros sí que hemos dicho aquí lo que nos singulariza como catalanes, españoles y europeos. La vida juntos que nos proponen nacionalismo y cosmopolitismo no es vida viva. Las fuentes de la vida social no las encontramos en ideologías, sino en las cosas de nuestros padres, en lo de aquí y lo de más allá, en la apertura universal de lo propio, en el amor a lo que tenemos próximo para llegar a lo grande, en el gusto por la vida y en la riqueza de lo diverso.

Eso se llama patriotismo. Y es una virtud a redescubrir sin alharacas si queremos vivir juntos, superando la asfixia nacionalista sin caer en el vacío cosmopolita.

bastoncillo



Categories: Huid del nacionalismo, Pensando bien

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8 comentarios

  1. pues yo ya tengo eso, siento tanto mio toledo como mi cuidad natal, oviedo que es la tierra de mis primos como bcn que es la de mis otros primos, es mia la rojigualda como la bandera blanca y verde, la azul de asturias o las estrellas de madrid y vivo lo mio propio y comparto lo de los demas por eso y muchas otras cosas mas nunca entendere a los nacionalistas

  2. Me empieza a dar miedo esta situación, por primera vez en años pienso que la historia mas reciente se repite, una historia que debería estar tan solo en los libros y no en el sentimiento de la gente, los odios renacen con fuerza y las elecciones del pasado 25 de Mayo dan una idea o pista de lo que puede llegar a suceder, incluso los tiempos entre acciones coinciden.

    Cataluña con una independencia fallida en breve, el Pais Vasco convertido en un polvorín buscando lo mismo, ¿ que sucederá en los próximos dos años ?, no es un tiempo tan largo como para no dejar de pensar en las consecuencias de estas elecciones, seguramente las próximas elecciones generales las gane el PP como en su día las ganó la CEDA y es muy posible que con la entrada de «Podemos» se forme un nuevo Frente Popular que se haga con un gobierno sin gobierno, donde cada uno campe a sus anchas ………………. miedo me da pensar en un futuro tan negro para mis hijos y nietos, espero que la razón y la cordura primen sobre la sinrazón y el ansia de poder de unos pocos.

    • Hace tiempo que aconsejé a mis hijos que Canadá o Australia eran dos países en los que poder desarrollarse ellos y sus hijos.
      No porque me hiciese gracia dar ese consejo, sino porque intuía el desarrollo de la sociedad catalana: DIVIDIDA . En la que el respeto a las personas y a las leyes que nos hemos dado desaparecerían . Era una probabilidad muy alta y se va cumpliendo . Quedarse en la vieja Europa era una alternativa que, la historia de este continente, la hacia de corto futuro(también por posibilidades).

  3. Del Frente Nacional francés a CiU o ERC no hay ninguna diferencia, salvo que la prensa la llama «extrema derecha nacionalista» a la primera y «nacionalistas» sólo a las segundas. Pero son lo mismo. El antiguo grito de horror de la tribu, de la caverna a la llegada de otro, del extraño, el extranjero, del «bárbaro» de los romanos. Sólo pueden aceptarse sí, como hicieron muchos bárbaros, se romanizan. Hasta es posible que pueda haber emperadores (Presidentes de la Generalitat) nacidos fuera de la Urbe (Roma) pero tienen que ser individuos muy asimilados o «sumados» a la grey. Podemos preguntarnos que nos hace andaluces o catalanes, y también que españoles o franceses. Pero la gran pregunta es ¿qué nos hace sentirnos europeos? No es solo la pertenencia geográfica, es la idea que todos juntos sumamos y el todo siempre será mayor que la suma de sus partes, que eso ya lo dijo Aristóteles. Si ven las naciones que tienen futuro, en algún caso ya son potentes, son naciones grandes, de mucha población y recursos: EEUU, China, Rusia, Brasil, por ejemplo. Díganme alguien sí esas naciones, pese a sus problemas, estarían ahora mejor con un USA desmembrado,una Rusia dividida en tribus, algunas, todavía, nómadas, una China dividida entre sus decenas y decenas de lenguas. En cuanto a Brasil, tiene problemas, por supuesto, pero ¿qué quería Bolivar y no consiguió? La Gran Colombia, la unión de la Sudamérica española. O sea la continuación del Imperio español con otro nombre y con otras personas. Y murió sabiendo de su fracaso, con su frase, tal vez incierta, que los dos grandes ilusos de la Historia habían sido El Quijote y él.

  4. Antes que a la secesión me apunto a cualquier cosa.
    En EEUU ¿deben tener un problema gordo, gordo?.
    Diría que amar la tierra done has nacido es puro instinto. Convivir con los ciudadanos de aquí y de allí es un problema de inteligencia, en caso contrario es un problema de codicia. En fin las cosas cuanto más simples mejor, o así me lo parece .

  5. Todos unidos somos mas fuertes sin complejos, divide y venzeras asi que unamonos y gritemos alto y claro viva España !!

  6. Artículo muy certero: la solución frente a la desintegración y/o la asfixia identitaria, así como al vacío cosmopolita, es el patriotismo abierto y pluralista. Es la construcción de una patria para todos.

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