«Este monte aserrado en forma curiosa, que es Montserrat, aparece como una cantera incomparable. «Ahora se edifica la ciudad, ahora se cortan las piedras de los montes por la mano de los que predican la verdad y se escuadran para que se acoplen en construcción eterna». De aquí, de Montserrat, de la región catalana, de España entera hay que sacar los sillares señeros de la nueva construcción. (…) Desde esta montaña santa, oasis de serenidad y de paz, deseo la auténtica paz mesiánica para todos lo hombres, que son hermanos y que la Moreneta mira con igual amor de Madre».
(San Juan Pablo II: Homilía en Montserrat, 7 de noviembre de 1982)
Categories: Alma, Huid del nacionalismo
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