Nuevas pruebas: el catalán, perseguido.

El historiador John Elliot explica su estancia en Barcelona en 1953.

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El prestigioso historiador John Elliot era un joven investigador en 1953. Tras su paso por el Archivo de Simancas para estudiar la política del Conde Duque de Olivares, decidió instalarse en Barcelona para poder investigar en los documentos que se guardaban en el Archivo de la Corona de Aragón sobre ese periodo. Una Barcelona, ya se sabe, donde el catalán estaba prohibido, la gente era denunciada por emplearlo y su sola mención era motivo, como mínimo, de una reprimenda por parte de la pareja de la guardia civil de turno. Una Barcelona oprimida, sin libertad, que se expresaba en castellano por la fuerza y donde reinaba el terror franquista. Eso es lo que enseñan en los institutos y en los reportajes de TV3, ¿no es así?

John Elliot, poco sospechoso de simpatizante del franquismo (califica el régimen de Franco como nefasto), escribe lo siguiente en su reciente libro de memorias, Haciendo Historia:

«En octubre de 1953, así pues, me trasladé a Barcelona, donde me enfrenté a un nuevo reto, esta vez lingüístico. Mi castellano todavía no era muy bueno, pero pronto resultó evidente que necesitaría hablar catalán. […] Se hablaba por todas partes en Barcelona. […] Decidí que la mejor solucion era poner un anuncio en el periódico La Vanguardia, en el que se decía que un joven inglés quería vivir con una familia de Barcelona para aprender catalán. Recibí una avalancha de respuestas y finalmente di con un hogar que me dio su apoyo. Insistiendo en que la familia me hablara solo en catalán, adquirí poco a poco un conocimiento funcional del idioma y antes de acabar mi estancia incluso soñaba con él«.

Se hablaba por todas partes, pone un anuncio público, recibe una avalancha de respuestas… ¡pues vaya persecución!

¿Y si en vez de manipular la historia nos acercamos a ella con realismo? ¿Tendrá que ser siempre un inglés el que nos recuerde la verdad?

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12 comentarios

  1. Interesante artículo, el enfoque es peculiar. No detalla si podía publicarse algo en catalán (libros, diarios) y si se podía hablar en catalán en actos públicos, tenéis información? Tengo curiosidad. Supongo que en el ámbito familiar la gente seguía usando su lengua materna pese las prohibiciones (si las había, yo no viví esa época). Pero cierto es que encontrar libros en catalán de esa época es mas bien difícil.

  2. Tan perseguido tan perseguido, que a Josep María Sagarra (José María Sagarra por exigencias del guion de la época) le concedieron el Premio Nacional de Teatro en 1955 por su obra de teatro en catalán La Ferida Luminosa.
    Una cosa es que en ciertos círculos (cada vez más minoritarios y menos influyentes) hubiera desconfianza y a nivel oficial un evidente ninguneo, y cosa muy diferente la persecución.
    Esta estafa no es más que tinta de calamar para tapar un ninguneo como el franquista, a un idioma presente en el territorio desde el siglo XIV y por tanto parte de las raices, cultura y tradiciones de Cataluña. Odian su tierra y lo intentan tapar inventándose persecuciones.

  3. Me sorprende que, a estas alturas, haya todavía gente despierta que se crea las falsedades de los nacionalistas (los catalanistas, en este caso). Estos utilizan con frecuencia el famoso principio maquiavélico de «el fin justifica los medios». Todo vale para ellos, y si hay que falsificar la historia y escribir una a la medida de sus propósitos, bien está. «Deja vu»

  4. Permitidme recordar algo que puse hace días, sobre a la panadería bilingüe: inglés-catalán.

    SANTA GLORIA VENDE PAN
    en vernáculo e inglés,
    lo que a todas luces es
    un lamentable desmán
    contra el pueblo catalán,
    cuyo es el castellano
    también lengua coloquial
    y, por su expansión mundial,
    además de idioma hermano,
    valioso útil cotidiano.

  5. Buenas tardes a todos:

    Este es un tema delicado y quisiera aportar mi opinión. Escribo por referencias, ya que sólo viví los últimos años del franquismo. En primer lugar es histórico que ,catalán y castellano, eran lenguas propias de Cataluña, antes de la Dictadura de Franco.

    El castellano siempre ha sido una lengua de cultura en Cataluña y zonas catalanoparlantes. En la literatura catalana hay autores que escribían en castellano, remontando al siglo XV, entre los cuales el valenciano Juan de Timoneda y el barcelonés Juan Boscán a principios del siglo XVI. Durante muchos siglos la enseñanza y práctica de ambas lenguas era común y compatible en los sectores urbanos, sólo en zonas rurales más aisladas el catalán era la única lengua del pueblo.

    Durante los primeros años del Régimen de Franco, posteriores a la Guerra Civil, el castellano se impuso como única lengua oficial del Estado. En aquel momento la enseñanza pública, la administración y los medios de comunicación usaban exclusivamente el español en toda España, incluida naturalmente Cataluña. Cualquier manifestación cultural, no oficial, pasaba por el tamiz de la censura hasta extremos inimaginables. Por ejemplo en Cádiz se prohibieron hasta los Carnavales.

    Entre 1940 y 1945, en Cataluña, el simple hecho de hablar catalán, depende quien y dónde, podía ser una provocación y podía llamar la atención. La gente solía autoreprimirse para no significarse y evitar problemas. Sin embargo, junto al castellano, se hablaba catalán a nivel familiar y social.

    Desde los años 1950, cuando la represión se atenúa, renacen los movimientos literarios y reivindicativos del catalán en la Universidad. Y desde 1960 el catalán estaba bien visto, porque era la lengua de la burguesía culta y, quizás también por oposición al franquismo, fue acogido con simpatía por sectores progresistas del resto de España, como evidencia la «Nova cançó».En ese sentido es cierto que la lengua catalana no estaba prohibida en Cataluña. Se hablaba profusamente a nivel familiar y social, si bien su proyección pública en organismos oficiales era secundaria hasta la transición democrática.

    Precisamente, por la experiencia represiva de la Dictadura, que ha vacunado a toda España contra el autoritarismo, es penoso que el nacionalismo catalán en el Govern, especialmente sus sectores moderados, no hayan sido capaces de asumir el bilinguïsmo efectivo de la sociedad, como un signo de normalidad democrática de la identidad catalana.

    Por el contrario, el catalán como lengua propia de Cataluña conoce un vigor excelente y que dure por los siglos venideros. Pero con la excusa de su defensa, en contra a lo dispuestos por la Constitución, las leyes y los tribunales, se impone como lengua vehícular exclusiva con argumentos y métodos que recuerdan la necesidad de imponer la «oficialidad» exclusiva del castellano durante el franquismo.

    En mi opinión el objetivo inconfesable es evidente : erradicar artificialmente el castellano de las futuras generaciones de catalanes para “fer pais” a la medida del nacionalismo. Una política guiada por la radicalidad, para acabar con la realidad bilingüe de Cataluña, que históricamente se ha forjado y mantenido durante 500 años, como una parte esencial y constitutiva de España.

    Un atento saludo.

  6. Mi padre fue excombatiente, falangista y en 1953 Jefe de Centuria de la Guardia de Franco, y en la sede de Falange del Paseo de Gracia de Barcelona la mayoría hablaba en catalán. Me contaba que cuando él se pasó a Francia por los Pirineos (se libró por horas de un bonito paseo por la Rabassada) y de allí al País Vasco donde estaba ya instalado el bando nacional, los catalanes que allí se encontraban cantaban…

    Dolça Catalunya
    Patria del Meu Cor
    Qui de tu s’allunya
    Recony! quina sort!

  7. No es cierto que el Catalán estuviese perseguido en los años 50, yo he Vivido en Polinyá (Población del Valles Occidental), + de 30 años y en el año 1.954, los carteles de la Festa Majó, y todo el programa, estaba escrito en Catalá y que yo sepa, no se encarceló a nadie…. Porqué se quiere hacer una independencia con mártires que no existen???. Bueno, porque quizá la misma independencia sea un blufff…

  8. Estaba tan perseguido, que también se publicaban libros en catalán y se otorgaban premios literarios… Como el premio Joanot Martorell instituido en 1947 (denominado Sant Jordi a partir de 1960); o el premio Josep Pla, creado en 1968; el mismo año que se creo el premio Prudenci Bertrana de novela; o los premios literarios Ciutat de Palma creados en 1958; o el Joan Fuster de ensayo creado de en 1972; La Lletra d’Or, de 1956; Serra d’Or, de 1967; … etc, etc.

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